©Juan Ramón Moscad. Economista. Uned Almansa.
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Roger Domingo(@RogerDomingo) es Director Editorial de Ediciones Deusto y otras…. Y licenciado en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra, entre otros estudios.
En el post de su Blog “Todo está en los libros”, en “Los Blogs de La Razón.es” del 01/05/2017 habla del libro “El porqué de los Populismos” (Un análisis del auge pupulista de derecha e izquierda a ambos lados del atlántico) recién publicado en Ediciones Deusto y, en particular, cita la aportación de Daniel Lacalle.
Dice Domingo que el libro “está coordinado por el politólogo y consultor Fran Carrillo, y que es una obra colectiva en la que diez (10) grandes expertos analizan el fenómeno del populismo. El Brexit o la llegada de Donald Trump confirman que la marea populista se ha consolidado. Trump, Le Pen, Erdogan, Beppe Grillo, Pablo Iglesias y tantos han recuperado estrategias de antaño para transformar la manera de hacer política”.
“Se plantea la sociedad cuestiones: ¿cómo han llegado a convencer? ¿Por qué la opinión pública ha confiado en ellos? ¿Nuestro futuro está en los antisistema o simplemente constituyen una réplica del pasado? ¿Qué hay detrás de sus mensajes y sus propuestas? ¿Han venido para quedarse? ¿Existe un votante populista?”
“Pretende dotar al lector de las claves, referencias y enfoques necesarios para entender el populismo: qué es lo que está ocurriendo y cuál es la causa de la deriva populista en el mundo. Con este objetivo cuenta con las colaboraciones de José Luis Villacañas, Aurora Nacarino-Brabo, Esteban Hernández, Juan M. H. Puértolas, Patrycia Centeno, Juan Ramón Rallo, Daniel Lacalle, Narciso Michavila, Federico Steinberg y el ya mencionado Fran Carrillo”.
“Está dividido en cuatro bloques: 1)la cuestión política, 2)el discurso y las formas, 3)el factor económico y 4)qué nos deparará el futuro.
a) Profundiza en los orígenes del fenómeno, explica sus raíces y los referentes históricos más próximos.
b) Detalla la viabilidad de sus propuestas económicas y sus efectos para el conjunto de la población.
c) Analiza los pormenores de su discurso y estrategia de comunicación como arma de seducción entre los votantes.
d) Muestra la evolución estética de las ideas populistas y de sus actores en estos últimos años.
e) Por último, analiza las razones que explican un fenómeno que amenaza con poner en jaque a las democracias liberales que venimos disfrutando desde hace décadas y de las cuales, como afirmaba Mario Vargas Llosa, el populismo es, muerto el comunismo, su principal enemigo”.
Resumimos el capítulo dejado en el Blog “Todo está en los libros” realizado por el economista y gestor de fondos Daniel Lacalle, en el que:
a) ‘repasa’ las políticas económicas del populismo y en el que
b) ‘señala’ la diferencia entre populismos: no es lo mismo ni puede equipararse el populismo de regímenes totalitarios y liberticidas —como los populismos fascistas y comunistas europeos y latinoamericanos—, que el populismo del que ocasionalmente pueden hacer gala políticos británicos o estadounidenses, en cuyos países hay una sociedad civil responsable y unas instituciones que garantizan el Estado de Derecho, más allá de las opiniones de dichos políticos. Y dice así:
Una vez más: ¡es la economía estúpido! Daniel Lacalle
i) No nos debe sorprender que el éxito de las propuestas populistas en las elecciones europeas coincida con el fracaso de sus políticas en Venezuela, Argentina o Grecia. El populismo nunca tiene la culpa de sus errores y, al transformarse en opción política en otro país, acude inexorablemente al enemigo exterior como justificación de los desastres a los que siempre lleva a la economía. En realidad, “el populismo siempre se escuda en el enemigo exterior para disfrazar sus brutales errores económicos”. Porque el objetivo del populismo no es reducir la pobreza, sino “beneficiarse de gestionar el asistencialismo”.
ii) Utilizar las enormes partidas para ayudas sociales o programas de empleo para “crear más comités y observatorios”, haciendo de los ciudadanos clientes rehenes, que dependen de dicho asistencialismo y terminan por votarles ante la falta de oportunidades por la destrucción del tejido empresarial y de las opciones de buscar otros empleos.
iii) Y es que “el populismo es”, en realidad, “la venganza de los mediocres”. Un grupo que se autoconcede la representación del pueblo y, como tal, aunque su representación electoral sea minoritaria, todo el que no está con él va contra el pueblo. “La gente corriente”, repetían ante los medios el día en que tomaron sus asientos en el congreso. Da igual que esa “gente corriente” incluya privilegiados del sistema público o grandes fortunas. Ellos son la gente. Usted, no.
iv) Pero el mensaje es muy atractivo porque “elimina la meritocracia y el esfuerzo de la recompensa”. Los votantes del populismo no solo conocen los viajes a Venezuela, las conexiones con el chavismo o con Irán y la simpatía con los defensores del terrorismo.
v) Es que les parece estupendamente, sobre todo ante dos ideas enfrentadas.
- No podemos estar peor. Una clara falacia que se ha demostrado en Grecia, Venezuela, Argentina etc.
- Van a acabar con la corrupción y dar trabajo a todos.
--¿No les parece como mínimo sospechoso que alguien que se intenta presentar ante sus votantes como el partido “anti-corrupción” acepte, asesore y defienda al décimo (10º) régimen más corrupto del mundo según Transparency International?
--¿No es extraño que quién ofrece empleo garantizado y altos sueldos para todos haya conseguido, cuando ha asesorado a gobiernos, pobreza, escasez, desempleo y el salario mínimo más bajo del mundo después de Cuba?
--¿No les parece curioso que un grupo de intelectuales que nunca ha creado una empresa industrial y empleo sepa exactamente cómo deben invertir los sectores productivos, en qué sectores y con qué márgenes?
Pero ofrecen empleo público. Eso sí que es bueno. Y olvidamos que para que exista el sector público hace falta un pequeño detalle: ingresos del sector privado. Y olvidamos que el sector público debe ser servicio, y facilitar el crecimiento y la creación de empleo. Ya lo decía Bastiat: ”aquel que pretende vivir del estado olvida que el estado vive de todos los demás”. Veamos los siguientes apartados:
A) “Si aquí hay miseria, miseria para todos” decía un pescador en Cádiz. Y desafortunadamente esa es la igualdad tan deseada por los populistas, igualar a la baja. No se trata de dar las condiciones para que haya más riqueza y se creen más empresas, porque eso es el enemigo. “Un individuo o colectivo que no depende del estado y es libre económicamente y socialmente es peligroso para el populismo porque es fuerte y sabe que no le necesita”.
B) ¿Saben esto sus votantes? Sí. Pero el populismo acude a los “instintos primarios de la envidia, el rencor y la división”. No se trata de que estemos todos mejor, no se trata de unir en un proyecto común, sino de relegar al ostracismo y al escarnio a aquellos que no acepten todo lo que los populistas hacen.
C) La perversión del lenguaje es esencial para los objetivos populistas. Todo lo que ellos proponen es “social”, “verde”, por el pueblo y, por lo tanto, con buena intención. Y partiendo de esa buena intención, nadie se puede equivocar. “Si sus políticas llevan a la pobreza y el estancamiento, la culpa, obviamente, solo puede ser de otro”, del demonio extranjero, de la burguesía, de los bancos o de alguna conspiración.
D) El populista nunca tiene la culpa de sus errores porque tenía en mente el bienestar común, y por lo tanto “la culpabilidad recae en otro”. Adicionalmente, cuando destruyen las leyes más básicas del funcionamiento económico, “la responsabilidad, por supuesto, es de los mercados”.
E) Cuando se dispara la inflación por políticas monetarias suicidas, la culpa es de los comerciantes que suben los precios. Un economista español me decía en twitter “la decisión de subir los precios es de las empresas porque buscan mantener beneficios”. Nunca es culpa del que destruye el valor de la moneda.
F) Cuando se hunde el acceso a los mercados porque se amenaza con hacer impago, la culpa es de los bancos que no prestan. Un asesor de Varoufakis, en Grecia, me decía en televisión que el corralito había sido una imposición del banco central europeo que se negó a seguir dando liquidez a Grecia cuando anunció que iba a hacer impago de sus ideas. Te presto, no me pagas, pero te tengo que prestar más, y barato.
G) ¿Son los populistas malvados que quieren que su pueblo sufra? No. Un grave error de los analistas es pensar que son locos o malvados. Olvidamos que “el objetivo esencial” es que el estado tome el control de los medios de producción. Sabiendo que eso es imposible en un mundo globalizado desde la expropiación —al menos no total—, saben que la mejor manera de llegar a ello es a través de la crisis económica. El estado pone las trabas al sector privado hasta que éste último simplemente no puede funcionar adecuadamente, y “el estado se presenta como salvador”. En realidad es una política que se parece mucho a la del maltratador. “Sin mí no puedes”. Esa persona piensa que está haciendo lo mejor, pero para ello necesita anular la voluntad del individuo.
H) Si necesitamos que todos los medios de producción y financieros sean propiedad y estén al servicio incondicional del estado, es mucho más fácil entender por qué se imponen políticas que llevan a corto plazo al desastre económico. Por un supuesto “bien superior” que vendrá a largo plazo. El pueblo, por lo tanto, debe plegarse y aceptar las consecuencias, por duras que sean, de llevar a cabo el proceso de absorción de todos los medios de producción. Aunque sea hambre.
I) Por ello no podemos pensar que son locos. La propaganda es esencial. Allende en Chile ya comentaba que la prensa debía ser un instrumento de la revolución. Cuando se tiene un objetivo claro, incuestionable, de poder absoluto del estado populista, la propaganda es el medio que justifica todos los errores y permite ir alcanzando nuevas metas hasta el control total.
J) El hecho de que los profesores de historia pasen por estos episodios de colectivismo populista con miedo, incluso con benevolencia, en sus clases, es el caldo de cultivo para que, poco a poco, las generaciones venideras achaquen todos los problemas y maldades al capitalismo, incluso aquellos que han hecho fracasar a los populistas.
K) Recuerdo una discusión con un líder de Podemos en la cual él comentaba, cuando le explicaba que sus propuestas eran inviables, que “la política y la democracia deciden lo que se debe hacer, luego le toca a los técnicos analizar cómo se puede hacer”. Es decir, el líder populista decide y, si no funciona, es un problema de incompetencia de los técnicos. Se trata del caso más claro de fe en el estado que sobrepasa a la religiosa. Porque la fe religiosa está sustentada en el individuo, en su relación de convivencia con los demás, pero la fe en el estado populista parte de la premisa de la infalibilidad y todo lo que no lo demuestre o es un ente enemigo o es un error externo.
(Continuará en la II parte de IV)
©Juan Ramón Moscad. Economista. Uned Almansa.
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