Leticia Belmonte Cortés
Doctorando en Economía y miembro de ADES CLM
La educación es la fuerza de un país y cualquier inversión en la misma siempre tendrá una rentabilidad futura. Sin embargo el tiempo que nos toca vivir y el que le tocará vivir a las nuevas generaciones, precisa de huir de individualismos y buscar acciones conjuntas que permitan conseguir sinergias de las que nos beneficiaremos todos. Uniendo saberes, metodologías y esfuerzos de cada uno de los responsables de la educación con el objetivo de conseguir una mejora de la Educación de nuestro país, con total seguridad conseguiremos que esa “fuerza de país” nos lleve a la prosperidad.
Y en este espacio temporal en el que vivimos, cambiante como no puede ser de otra forma, se suceden rápidos cambios a los que nos tenemos que adaptar. Por ello, es necesario enfocar todos los esfuerzos a conseguir una Educación versátil, acorde a los continuos cambios como son las TIC, los nuevos hábitos sociales, la innovación…,la Globalización en general, que influyen de manera directa en la sociedad y la economía de un país. Una Educación adaptada a los nuevos tiempos y contratiempos en la era global y tecnológica en la que nos encontramos. La sociedad necesita saber adaptarse a las innovaciones y a los nuevos escenarios después de la creciente comunicación e interdependencia entre los diferentes países del mundo y la Educación debe dar respuesta a esas necesidades.
La globalización, como proceso a escala mundial que incorpora variables económicas, políticas, sociales, culturales o tecnológicas... supone la integración de muchas disciplinas y materias de enseñanza que se retroalimentan unas a otras. Sin embargo, las ideas o propuestas todas en conjunto, no se ponen en común en las aulas, sino que se tratan como asignaturas independientes siendo su interconexión mayor de lo que podemos imaginar.
¿No deberíamos trabajar en buscar una “reorganización del método”, una puesta en común de las diferentes disciplinas y pensar en la variedad de materias como un todo integrado en una formación conjunta, que ayudara al aprendizaje en el marco de un proceso global por parte del alumno y evitara la separación de doctrinas en distintos ámbitos de conocimiento?
Considero que existen relaciones positivas entre todos los saberes, los diferentes contenidos y junto con los valores que se transmiten en las aulas, deben ser los propios alumnos los que generen reflexiones coherentes y propias. Una formación útil para los jóvenes del futuro es una herencia profesional y personal. Por lo tanto, ¿no será quizás el momento en el que participemos todos?
Leticia Belmonte Cortés
Doctorando en Economía y miembro de ADES CLM