Un análisis equivocado de la información estadística nos puede llevar a tomar decisiones equivocadas. Un dato aislado es un número cierto, pero no nos muestra una realidad inequívoca, los datos hay que contextualizarlos y analizarlos en relación con otros datos y con otros momentos.
Como en otros muchos aspectos en los que discurren nuestras vidas, también en el análisis de la información estadística puede existir una zona de confort en la que se hace una interpretación sencilla de la información que conocemos, en esta zona de confort se podría interpretar que si los datos nos dicen que el paro ha bajado, de forma indudable, ese descenso es un acontecimiento positivo, pero, como hemos visto en la última Encuesta de Población Activa (EPA) que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado 28 de julio, un descenso del paro no siempre implica una mejora en el empleo.
El propio INE en su nota de prensa explica la incidencia de la COVID-19 en la definición de paro y señala que “muchos trabajadores y trabajadoras que han perdido su empleo no han podido utilizar ningún método de búsqueda por estar cerradas las empresas que podrían contratarles o imposibilitados de ejercer su actividad como autónomos, o bien no han podido incorporarse a un hipotético trabajo que les fuera ofrecido por tener que permanecer en casa cuidando de las personas dependientes de la familia”.
El incumplimiento de alguna de estas dos condiciones de la definición de paro -búsqueda de empleo y disponibilidad para trabajar- determina que la persona no se clasifique como parada en la EPA sino como inactiva.
Por tanto, desde CCOO CLM manifestamos que el descenso del paro en Castilla-La Mancha durante el segundo trimestre de 2020 no está vinculado a la creación de empleo y sí a la imposibilidad de buscar empleo o de incorporarse a un posible empleo, lo que ha determinado que miles de personas de Castilla-La Mancha pasen a ser población inactiva.
Para analizar con más detalle los movimientos producidos en el último trimestre entre las distintas situaciones que analiza la EPA, podemos consultar la Estadística de Flujos de Población Activa que también publica el INE.
Según esta estadística, en CLM en el último trimestre 31.000 personas que estaban ocupadas y 64.800 que estaban paradas en el primer trimestre de 2020 han pasado a la inactividad en el segundo trimestre, es decir, en los últimos tres meses casi 96.000 personas han dejado de estar activas en la región lo que supone un 10% de la población activa del primer trimestre.
Que las personas pasen de la ocupación o del desempleo a la inactividad no es algo excepcional, forma parte de la normalidad de los flujos de población activa, lo que sí es excepcional es el volumen. Así si comparamos los datos con los de los segundos trimestres de 2019, 2018 y 2017, los datos de 2020 duplican los de los tres años anteriores.
Por tanto, en este punto, es evidente que el descenso del paro y el descenso de la ocupación en el último trimestre, tienen mucho que ver con la imposibilidad de buscar empleo y esta imposibilidad en algunos casos se debe a que hay empresas y servicios que han permanecido cerrados, pero también a que hay quien, aunque tuvieran un hipotético trabajo al que incorporarse, no lo puede hacer porque tiene que atender las tareas de cuidados, unas tareas que hasta el inicio de la pandemia en muchos casos estaban cubiertas por servicios públicos y privados que han cerrado durante la crisis sanitaria.
Es decir, tras el dato que ha provocado el inicio de este análisis que no es otro que el descenso del paro en Castilla-La Mancha encontramos la crisis del sistema de cuidados, una crisis que no es nueva pero que se ha agravado a consecuencia de la pandemia.
Para reforzar este argumento podemos analizar los datos de inactividad por clase principal de inactividad. Aquí podemos observar que el 86% del incremento de la inactividad del segundo trimestre de 2020 se produce en la categoría “labores del hogar” y de este incremento, el 79% son mujeres; algo que no es nuevo pero que nos sitúa ante las implicaciones negativas en cuestión de género que está teniendo la Covid-19 con 36.000 mujeres que los últimos tres meses se han sumado a las 176.800 que ya permanecían inactivas por este motivo hasta superar las 212.000 mujeres que, aún teniendo un hipotético empleo, no podrían ocuparlo porque tienen que ocuparse de cuestiones imprescindibles para la vida como son los cuidados.
Frente a estas más de 212.000 mujeres, apenas 22.000 hombres se encuentran en esta clase de inactividad.
Vivimos una situación excepcional en la que en pocos meses una crisis sanitaria ha cambiado de forma notable nuestras vidas y nuestras formas de relacionarnos, y también tenemos que cambiar la forma en la que analizamos las estadísticas.
Como hemos visto, un histórico descenso en la cifra de paro, (descenso sin precedentes para las mujeres si analizamos los datos desde 2008), algo que hace un año nos hubiera parecido una buena noticia, hoy lo tenemos que calificar como un mal dato ya que la causa del mismo no ha sido precisamente la creación de empleo y sí la imposibilidad de buscarlo o de ocuparlo.
Las estadísticas nos dan información muy valiosa, los datos se han convertido en fuente de riqueza, pero, como señalaba al principio, un análisis equivocado nos puede llevar a tomar decisiones equivocadas, al igual que un interesado análisis equivocado puede tener consecuencias negativas para miles de personas. Imaginemos, por ejemplo, que alguien señala que el paro ha bajado y que eso supone que la cosa funciona y que no hay que cambiar nada o que hay que seguir por el mismo camino, esta decisión, en el caso que estamos analizando, implicaría que la mayor carga de cuidados que han tenido que asumir las mujeres de Castilla-La Mancha quedaría invisibilizada y no se actuaría para que estas mujeres pudieran liberarse de esta carga e incorporarse a la actividad laboral.
Esto también ocurre con otras estadísticas, por ejemplo con los datos adelantados del Producto Interior Bruto (PIB), un indicador que ha caído en los últimos meses lo que ha llevado a calificar este descenso como un hundimiento de la economía, aunque si contextualizamos este dato, desde CCOO CLM afirmamos que más que de hundimiento, deberíamos hablar de una suspensión temporal de la economía en términos de crecimiento de la producción, y respecto a esto, también hay que seguir tomando decisiones, como ya se hace y que han permitido mantener los empleos con los ERTE o que miles de personas ocupadas como autónomas han seguido teniendo ingresos aún con su actividad suspendida, pero esta toma de decisiones no se puede hacer descontextualizada de la novedosa situación en la que nos encontramos, ni en los términos en los que se han tomado decisiones en otros periodos de descenso del PIB.
Todas estas cuestiones que estoy señalando respecto a la forma de analizar los datos no tienen que ver con un mayor o menor conocimiento técnico, son pura ideología y quienes quieran favorecer a las élites privilegiadas o quienes quieran imponer su visión machista, analizarán los datos y harán propuestas para primar sus propios intereses, presentando como solución cuestiones como bajadas de impuestos o ayudas a empresas no condicionadas a la creación de empleo de calidad, o propondrán recortes en servicios públicos que son precisamente los que atienden los cuidados.
Pero quienes buscan favorecer a la mayoría social, quienes trabajan por la igualdad y por un reparto justo de la riqueza, nos presentarán una visión mucho más cercana a la realidad en la que se desarrollan nuestras vidas y sus propuestas irán encaminadas al mantenimiento del empleo, a la creación de empleo de calidad, a la mejora de los salarios o a la puesta en marcha de sistema fiscal más justo que además permita dar más y mejores servicios públicos.
Podemos encontrar justificación numérica para unas y otras decisiones, la diferencia, y ahí es donde interviene la ideología, es a quién pretendemos favorecer con estas decisiones.