Los albaceteños Daniel Romero, Andrés Zafrilla y Víctor Parrilla, todos ellos integrantes del colectivo solidario “Quijote Team” partieron el pasado 1 de abril rumbo a Nepal con el objetivo de trasladar material escolar, deportivo y medicamentos a un centro educativo y dos casas de acogida ubicadas en dicho país.
Ya de vuelta, uno de ellos, Daniel Romero, cuenta a AlbaceteCapital que la experiencia ha sido satisfactoria y que han conseguido su propósito. Un propósito, dice, humilde, "una misión de tres amigos que hemos conseguido movilizar unos pocos recursos y llevarlos allí", insiste Romero, que asegura: "El mérito auténtico lo tienen las personas que están entregando su vida por quedarse allí". Y es que, sobre el terreno, han conocido personas que están dedicando su vida a ayudar en Nepal a que, especialmente los niños, puedan vivir en unas condiciones mínimamente cómodas de las que hasta ahora carecen.
El grueso de la expedición de estos albaceteños les llevó rumbo a Akkare, un pueblo de 800 habitantes ubicado a 6 horas de Katmandú, en una de las zonas más afectadas por los terremotos de 2015. Allí visitaron a los niños del Colegio Chandeswory, y su residencia para niños ciegos, en pleno proceso de reconstrucción. Precisamente para estos niños consiguieron hacer acopio de material específico que les ayude en su día a día: “Llevamos parchis en braille, mapas mundis con relieve, juegos de esencias para asociar colores a olores y plastilina, que les permita adquirir habilidades táctiles dentro de lo posible”, explica Romero. A esto se suma la compra de instrumentos musicales para poner en marcha un aula de arteterapia “que les ayuda a trabajar la autoestima. Hasta ahora no sabían que podían tocar el cumpleaños feliz con la flauta y les ha supuesto todo un mundo”.
Pero no ha sido lo único que los de Quijote Team han dejado para mejorar la vida en Akkare donde han inaugurado una nueva potabilizadora para que beban agua libre de Ecoli. "Va a servir para que estos niños, sobre todo los niños ciegos, que van a vivir en la residencia que se está levantando, puedan beber agua limpia", asegura Daniel Romero. "Además les hemos dejado fondos para compren una lavadora y un frigorífico", explica el albaceteño.
Orfanato Sano Sansar y Casa de acogida "Malahome"
En la segunda etapa de su ruta solidaria, los integrantes del Quijote Team regresaron a Katmandú, y pasaron unos días con los niños del orfanato Sano Sansar. Esta casa de acogida fue fundada por Petit Mon, asociación española sin ánimo de lucro con una larga trayectoria en proyectos de cooperación internacional.
Actualmente esta casa acoge a 35 niños y niñas de diferentes edades en unas condiciones de vida realmente dignas, alejadas de peligros y con un esquema de orden y de cariño que resultan cruciales para la reestructuración psíquica y emocional de todos estos niños. "Vienen de haber vivido una situaciones extremas después de haber sufrido malos tratos por parte de una asociación, o así se hacían llamar, que engañaba a los padres y los niños y que luego los tenía hacinados y en condiciones infrahumanas", explica Romero que asegura que tanto él como Víctor y Andrés han vuelto impresionados por el trabajo de aquellos que atienden a los niños en el Sano Sansar.
Como tercera y última etapa de su ruta, el Quijote Team visitó la casa de acogida Malahome para niños cuyos padres se encuentran en prisión, para entregar unos balones de futbol. De la mano de dos de sus fundadores, Marina Portabella y de Javier Hinojoa de Dream Nepal, tuvieron la oportunidad de conocer el estado del proyecto Malahome, como nació, y qué futuro tiene por delante.
En Nepal, cuando una mujer ingresa en prisión y no tiene a nadie que pueda hacerse cargo de sus hijos, éstos ingresan con ella, sufriendo las graves consecuencias de esta situación. Los niños se desarrollan en un ambiente hostil con muchas restricciones y esta situación afecta su desarrollo psicológico, social y educativo.
Dream Nepal creó MalaHome, una casa de acogida para cuidar de los menores con padres en prisión, contribuir a mejorar sus vidas y ofrecerles las mismas oportunidades y derechos que a los demás, proporcionándoles un hogar, refuerzo educativo, asistencia sanitaria y apoyo psicológico y social.
Ya de vuelta en España, los chicos del Quijote Team, aseguran haber vivido una experiencia única e inolvidable: sorprendidos por la hospitalidad y la calidad humana de muchas de las personas que encontraron en su camino, y alarmados por la grave situación de tantos y tantos niños.