Las Reales Fábricas de Riópar, creadas en el año 1773 por un ingeniero austriaco llamado Juan Jorge Graubner gracias al apoyo del monarca Carlos III que le otorgó una serie de privilegios como el uso de las minas de calamina, los recursos forestales y la utilización del agua como aprovechamiento energético. Así fueron las primeras fábricas de España y las segundas del mundo en la elaboración y producción de objetos de zinc y latón.
Estas Reales Fábricas de S. Juan de Alcaraz supuso la primera iniciativa a nivel nacional de crear una fábrica de latón aprovechando la existencia en Riópar del único yacimiento de calamina en territorio español. ¿Por qué en Riópar? Todo porque había agua, madera y calamina.
Las Fábricas estuvieron funcionando más de 200 años hasta 1996 y ahora se han convertido en un interesante Museo de Arqueología industrial donde se pude admirar y contemplar la arquitectura de la época, las máquinas y herramientas, así como los modelos que se fabricaban.
En este sentido, se han convertido en el principal atractivo de Riópar que vio crecer a su amparo la población, la actividad industrial, la ilustración de su proyecto y sus gentes. También su demografía con la llegada de inmigrantes provenientes de Austria, como el promotor del proyecto.
En su actual ubicación, Riópar ofrece la visita a los edificios industriales, algunos de ellos rehabilitados, otros conforme el paso del tiempo los ha mantenido y el museo de las Fábricas de Latón de San Juan de Alcaraz.
Historia
Marta Vera, presidenta de la Asociación de Amigos de las Reales Fábricas de Riópar cuenta que estas instalaciones fueran las primeras en producir zinc y latón industrial en España en 1773.
Esta infraestructura se instaló en el valle de Riópar, aunque no tuviese viviendas, todo porque estas fábricas eran hidráulicas. Por ello “tuvieron que hacer casas para dar albergue a los trabajadores y así conformar un pueblo con todas las necesidades necesarias (Iglesia, médico, estanco de vino y carne entre otros) para asentarse en ese lugar. Entonces se configuró una colonia industrial alrededor de esa Real Fábrica que es el actual pueblo de Riópar”, explica Marta.
En un primer momento, en sus orígenes, se llamaron Reales Fábricas de S. Juan. Después el fundador al agotar toda su fortuna personal porque “las hizo con su propio dinero, aunque tenía la protección de reales fábricas le obligó al Ayuntamiento de Alcaraz, cabeza de partida en ese momento, a ser socio capitalista por lo que pasarían a llamarse Reales Fábricas de S. Juan de Alcaraz. Con el tiempo se ha quedado ese apellido. Cuando dejó de ser una fábrica estatal y se privatizó en el siglo XIX siguió llamándose igual porque tenía fama, aunque Alcaraz ya no tenía nada que ver”, comenta la presidenta.
Las fábricas como empresa privada desde 1838 en adelante. La reprivatización de las fábricas se llevó a cabo, a partir de esta fecha, si bien debido al bajo rendimiento de la misma, fue vendida en 1846. A finales de siglo XIX, las fábricas comienzan a perder rentabilidad y competitividad, en gran parte debido a su ubicación.
Como dato curioso en este siglo, la presidenta cuenta que la compañía metalúrgica de San Juan de Alcaraz es la que inicia “la cara artística” sobre la orfebrería religiosa. Por ello “es premiada en las exposiciones universales de la industria con medallas de bronce en París y Filadelfia”.
En 1850 al descubrirse las minas del Cantábrico de Asturias y de Santander, mientras que las de Riópar empiezan a dar muestras de agotamiento, se muda el centro de la producción. En el norte “se hizo todo con capital extranjero belga, en cambio en el municipio albaceteño siempre fue con capital español”, añade Vera.
Asimismo, en 1936 se hacen cargo de la empresa las fuerzas gubernamentales y dedican la producción a la construcción de material bélico. A partir de 1941 se vuelve a la fabricación de diversos utensilios de bronce, plata y alpaca. A mediados de los cincuenta, se construye un gran taller de naves cubiertas con dientes de sierra y se incorporaba una central eléctrica que aprovecha el salto de agua del arroyo Gollizo.
En 1984 la empresa termina por cerrar y los obreros la compran pasando a ser una Sociedad Laboral, que logra subsistir hasta 1996. “Fue un cierre paulatino, todo porque las personas que trabajaban en las fábricas se fueron recolocando en otro tipo de sectores”, añade el Pedro Pablo Pérez, alcalde de Riópar.
223 años de historia industrial continuada (1773-1996). Después del cierre de las fábricas se ha seguido trabajando con el metal, las mismas herramientas y la misma fundición de objetos por dos empresas de Riópar. Estas han mantenido el legado del municipio. Además, se suma su propio patrimonio natural que desde siempre ha tenido Riópar y que se ha volcado hacia el turismo. Ahora es este último el que tiene la importancia para la economía local.
El alcalde de Riópar resalta que, gracias a esta industria, en épocas de hambruna que reinaba en España, la población se podía alimentar al tener un trabajo estable. “Podemos decir que casi el 100% del pueblo dependía directa o indirectamente de la fábrica. Ahora el modelo productivo del municipio se ha relegado al turismo”.
Evolución de las fábricas junto a la población
Las minas de calamina estuvieron en funcionamiento hasta el siglo XX. “Mientras se trabaja en estas fábricas se lleva a cabo un proceso productivo completo, desde la extracción del mineral pasando por todos sus procesos de aleación con el cobre para producir latón, fundición con los moldes y diseños de los distintos objetos y luego el mecanizado de las piezas artísticas o industriales, para finalizar con el pulido, barnizado o embalaje de cualquier objeto en metal”, dice Marta. Se trabajaban los metales con el latón como aleación de estos para hacer artículos de fontanería, camas o cubiertos.
Toda la población tenía conexión directa o indirecta con las fábricas. “En la época de auge trabajaban unas 300 personas, luego hay que contar todos los oficios subsidiarios como el carboneo, ladrilleros o reparar los caminos que también se englobaban con las fábricas”, dice Marta.
Asimismo, era una colonia de corte paternalista por lo que la empresa se ocupaba también de la reproducción de la masa obrera. Por ello era importante tanto el trabajo en la empresa como en los hogares. El oficio pasaba de padres a hijos. Además, la presidenta resalta que fueron muy pocas mujeres las que trabajaron para estas fábricas, solo trabajaban viudas y huérfanas sin varón al cargo, lo hacían desde casa.
Además, para la empresa era muy importante controlar el tiempo libre del obrero por lo que contaba con una banda de música, escuela de dibujo, teatro entre otros.
¿Cómo se crea Riópar y Riópar Viejo?
Los primeros indicios de la existencia de habitantes en Riópar se encuentran en el yacimiento neolítico de ‘La Marija’, al pie de Riópar Viejo que, al parecer, fue un asentamiento hasta la cultura del bronce inicial.
Así, desde este, en plena Edad de Bronce surgiría el poblado de Riópar Viejo, que ha estado habitado ininterrumpidamente por diferentes culturas posteriores como: romanos, visigodos, islámicos y castellanos hasta su despoblamiento en 1995. A partir de 1999 vuelve a tener población.
Paralelamente a este despoblamiento, a partir de febrero de 1773 se crea en el valle la primera fábrica de producción de latón de España. Esto provoca que, a lo largo de los años, dos siglos, el abandono de viejo Riópar se vea compensado con el poblamiento de las Fábricas de San Juan de Alcaraz. Por decreto del Consejo de Ministros, pasa a llamarse con el cierre de las fábricas (1996) Riópar o Riópar Nuevo. Por lo que el primitivo enclave, origen del actual, pasa a ser Riópar Viejo.
250 años de historia
Este 2023 se cumplen los 250 años de la fundación de esta industria, con ellas nació el pueblo de Riópar, en su origen, una colonia obrera. Desde sus inicios en el siglo XVIII y hasta el último tercio del siglo XX, estas fábricas metalúrgicas fueron un importante exponente del paternalismo industrial.
Para los patronos, tan fundamental como el control de producción, era el de la reproducción de la masa obrera. Aunque haya sido históricamente silenciado, el trabajo de las mujeres, dentro y fuera de la fábrica, fue siempre un pilar fundamental de la colonia.
Esta conmemoración se completa con una exposición itinerante, ubicada en el vestíbulo de la Facultad de Relaciones Laborales y Recursos Humanos de Albacete. A través de diez fechas escogidas, la muestra recorre los tres siglos de historia de las Reales Fábricas de Riópar, fundadas junto a su colonia obrera en 1773. “En el municipio se llevarán a cabo diferentes actividades de cara a los meses de verano como visitas guiadas”, añade Vera. Además, Riópar vivirá dos conciertos conmemorativos y otro por parte de la Asociación de Músicos del municipio.
En este sentido, el Museo Provincial de Albacete acoge en la vitrina de “la pieza del mes” diferentes objetos de Riópar. “Un modelo original de Alfonso XII a caballo que tiene copia en el Museo del Prado. También, una reproducción moderna de esa misma estatua en bronce del siglo XIX. Luego se expondrán instrumentos musicales que pertenecían a la Orquesta metalúrgica de S. Juan de Alcaraz porque para la empresa era muy importante el control del tiempo libre del obrero por lo que contaba con una banda de música”. Todo para que se conozca la historia desde este espacio cultural de la ciudad de Albacete.
Al respecto de este aniversario, el alcalde destaca que estas fábricas crean una “impronta” en las personas del pueblo. “Tenemos una actitud de sentimiento hacia esta industria porque es nuestra historia. Por ello este año lo vivimos a través de diferentes actividades para conmemorar este hecho histórico”.
Museo de las Reales Fábricas de Riópar
La antigua fábrica, el último departamento en activo fue transformado a través de una escuela-taller en el Museo Industrial de las Reales Fábricas de Riópar de San Juan de Alcaraz declarado como Bien de Interés Cultural.
Este espacio abrió sus puertas en 2001 y se puede observar la maquinaria con la que se producían estos objetos metalúrgicos, donde se aprecian maquinarias “muy antiguas y completas” de principios del siglo XIX y XX. “Es una buena muestra de la evolución de las fábricas. Al mismo tiempo que se recorre este museo se puede ir viendo su proceso de fabricación, espacios de trabajo originales, herramientas o el archivo histórico de la empresa desde 1846 hasta el 1996”, resalta la presidenta.
Se puede visitar durante todo el año, todos los días excepto los lunes por descanso.
Son más de 22.000 metros cuadros de instalaciones en planta lo que abarcan estas fábricas entre talleres, almacenes, vivienda obrera y patronal, infraestructura hidráulica o la zona minera (protegida). Además, este conjunto se puede recorrer por una ruta llamada ‘Toma del agua’. Esta ruta sencilla sigue el curso que tenía el agua durante la rica etapa industrial del municipio de Riópar. “Es el camino que hacía el conductor hidráulico hasta su primer origen, son varios kilómetros por la montaña. Es la mejor forma de conocer este conjunto industrial para ver los nexos de unión entre distintos departamentos”, añade Marta.
Actualmente “trabajamos para poner en valor el patrimonio industrial que tenemos en Riópar. El capital que se necesita para mantener este tipo de infraestructuras es enorme”, dice el alcalde. Han sido en estos últimos años cuando se están volcando los esfuerzos, dentro de las medidas y recursos que puede tener el consistorio municipal, en rehabilitar, recuperar el patrimonio y darle una segunda vida a estas fábricas como recurso turístico. Además, agradece a las asociaciones y colectivos involucrados en mantener y trabajar en poner en valor este patrimonio industrial de Riópar.
La Asociación de Amigos de las Reales Fábricas de Riópar
La Asociación de Amigos de las Reales Fábricas de Riópar, plataforma para la recuperación, conservación, investigación y difusión del patrimonio industrial de Riópar y Sierras de Alcaraz y Segura. Nace a finales de 2010 por la lucha de personas de los bienes de interés cultural y por la recuperación de la memoria.
En el momento de la declaración de las Reales Fabricas de Riópar como Bien de Interés Cultural “decidimos crear una asociación específica para este espacio y trabajar en la creación del museo. Consideramos que hoy en día esta desatendido porque apenas se han llevado a cabo actuaciones de rehabilitación y adecuación de esta infraestructura industrial. No existe un museo como tal, hemos hecho labores de inventariado y categorización, un plan museológico, recuperación de objetos bajo los escombros, web, visitas guiadas o formación de personas locales para que puedan trabajar en este sentido”, cuenta la presidenta.
Al respecto, también se lleva a cabo un trabajo académico para presentar esta riqueza en foros de patrimonio través de congresos y publicaciones para darle “el lugar que se merece”.
“Nuestro mayor fin es hacer de la fábrica una nueva fábrica cultural con oportunidades de empleo para la zona. Tenemos que luchar por la verdad y autenticidad de estos espacios con la base de la investigación”, remata Vera.