El Jardín Botánico de Castilla-La Mancha ha organizado una ruta por sus instalaciones para el Club de Lectura de la Universidad regional. Esta iniciativa consiste en aunar la obra de Cervantes con la colección museística de planta autóctona, ya que en la época cervantina se tenían conocimientos más profundos de lo que es la vegetación, tanto para uso alimenticio, medicinal, como para construcciones.
En concreto, se trata de un itinerario en el que se puede conocer la planta en vivo, y ver qué usos tenía y qué sentido, a veces figurado, usa Cervantes para referirse a ella.
Según el conservador del Jardín Botánico castellanomanchego, Alejandro Santiago, aparecen cosas muy obvias como el uso de la enea para esteras, de los juncos para cestería, el alcornoque como símbolo de fuerza (su corteza es usada para el corcho); pero también aparecen plantas en forma de alegoría como por ejemplo “almas secas como el esparto” o ” la amargura de la adelfa” que hace referencia a lo venenosa que es esa planta.
En este sentido, nombran en la ruta cómo se ha utilizado esa planta como veneno a lo largo de la historia, en la Guerra de la Independencia por ejemplo, cuenta Alejandro Santiago, “hay testimonios de que se usó para envenenar a oficiales franceses. Al final esto trata de explicar las plantas pero desde un punto de vista literario y uniéndolo con anécdotas y así hacer amena la visita”.
Toda la flora que cita Cervantes en El Quijote crece en Castilla-La Mancha, “en aquella época encontrar una planta que no fuera de aquí es impensable”, recuerda el conservador del Botánico: “Sí que es cierto que el conocimiento que se tenía era muy profundo y en todos los estratos de la sociedad, la obra de Cervantes no iba destinada a un público concreto, por aquel entonces todo el mundo tenía que tener claro a qué se refería cuando hablaba de alma de encina o de la fortaleza del alcornoque, algo tan común como cuando ahora hablamos de qué es el wiffi o cualquier cosa de este tipo, era una cosa a la orden del día”.
Entonces, asegura Santiago, “tenían conocimientos botánicos mucho más profundos que ahora, probablemente en la generación de nuestros abuelos empezara a perderse este conocimiento. Nos desligamos de la naturaleza y al final nos encontramos que los niños de esta generación ya no tienen ningún tipo de conocimiento de lo que es su entorno más cercano natural”.
“Lo que antes todo el mundo sabía que servía para curar una herida o para poder alimentarse, para cazar determinado animal…eso se ha olvidado”, por eso, una de las funciones del Jardín Botánico es precisamente esa, “volver a reenganchar a la juventud y a las nuevas generaciones con ese conocimiento ancestral que si no se perdería”, afirma su conservador.
¿Dónde estuvo El Quijote?
El Quijote no hace referencia a una especie tan exclusiva como para que sea una planta endémica de una región, per si es cierto que define muy bien la mayoría de los paisajes de Castilla-La Mancha. Cervantes descubre de alguna manera los parajes por los que va pasando el ingenioso hidalgo. Habla de juncos y eneas, por lo tanto sabemos que estuvo en una zona parecida a las Lagunas de Ruidera, o en alguna laguna que no fuera salobre, habla de alcornoques, por lo tanto sabemos que estuvo en la zona de Ciudad Real y no era la parte de Albacete, porque en esa parte no existían entonces estos árboles.
Además, también habla de encinas que sí que se dan en Albacete, habla de adelfas, que están ligadas a la parte levantina de Castilla-La Mancha. Cita plantas que demuestran que el Quijote no se movió solo, por poner un ejemplo, de Tomelloso a Ossa de Montiel. También habla de acebo, el acebo se encuentra en la zona del Alto Tajo o en la Sierra de Alcaraz.
“El lugar de la Mancha, probablemente sea la Mancha entera. Es imposible un acebo en una laguna con juncos, es imposible encontrar un alcornoque en donde hay acebo, pero lo cita todo”, asegura Alejandro Santiago, conservador del Jardín Botánico regional.
En estas visitas, leen un pasaje del Quijote e intentan dar la explicación de la planta y explicar el símil o el juego de palabras que está haciendo Cervantes. Por ejemplo cuando habla de álamo, en realidad hablaba de olmo. La expresión “Pedir peras al Olmo”, cuenta Santiago, viene de una forma muy antigua de cultivar los “emparraos” sobre los olmos, de tal manera que “tú al olmo le podías pedir uvas, pero no peras. Ese tipo de juegos de palabras que ellos tenían tan claro, nosotros lo hemos perdido”.
Dónde encontrar la especie en el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha y a qué pasaje del Quijote pertenece
En la obra universal El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes recoge hasta 366 referencias botánicas, relativas a un centenar de especies vegetales. Se muestra aquí un listado de algunas de ellas, que ordenadamente permiten completar un recorrido circular en el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha. Para cada especie, se cita el nombre común, seguido entre paréntesis del nombre científico y el nombre de la colección de plantas donde se puede encontrar en el Jardín.
Alcornoque (Quercus suber). Paseo de los Quercus: árbol esclerófilo mediterráneo, productor del corcho, material utilísimo que la humanidad ha valorado y aprovechado desde antiguo, como así lo refleja que Cervantes lo cite hasta en 18 ocasiones en su libro.
“Los valientes alcornoques dependían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas sobre rústicas estacas, sustentadas no más que para su defensa de las inclemencias del cielo” (I, XI).
Olmo (Ulmus minor). Galería mixta. Árbol caducifolio de copa ancha y densa, verde oscura, con porte robusto; vive en suelos frescos y profundos, en las cercanías de cauces o asociado a aguas freáticas próximas a la superficie.
“Con esto se metieron en la alameda, y don Quijote se acomodó al pie de un olmo” (II, 28: 771); “Sentábase en un poyo que debajo de un gran álamo está en nuestra plaza” (I, 5 L- 517); El dicho “pedir peras al olmo” se repite en tres ocasiones (I, 22: 209; II, 40:852; II, 52: 947).
Junco (Scirpus holoschoenus). Carrizal-masegar-espadañal (Daimiel). Planta de tallos herbáceos, flexibles y resistentes, formando largas agujas; forma parte de marjales en las orillas de las lagunas y humedales manchegos de agua dulce.
“De la parte de esta enramada, si no me engaño, sale un tufo y olor harto más de torreznos asados que de juncos y tomillos” (II, 20: 698).
Enea (Typha domingensis). Carrizal-masegar-espadañal (Daimiel). Planta herbácea, de largas hojas y tallos, vive en zonas encharcadas ligeramente nitrificadas por acumulo de materia orgánica en descomposición en el fondo, formando parte de marjales perilagunares en La Mancha. “estera de enea” (I, 16:141; I, 17: 150).
Adelfa (Nerium oleander). Adelfar-tarayal (otras: tóxicas; colección sistemática). Matorral esbelto y tóxico, de hermosa floración que gusta de zonas frescas y húmedas de la costa mediterránea, aunque capaz de soportar heladas y sequías si no son muy prolongadas. Frecuente en ramblas de aguas temporales.
“vieron venir hacia ellos hasta seis pastores vestidos con pellicos negros, y coronadas las cabezas con guirnaldas de ciprés y de amarga adelfa” (I); “y tan amargo que en su comparación son dulces las tueras y sabrosas las adelfas” (II).
Esparto (Stipa tenacissima). Vegetación zonal de estepa yesosa (humedales). Herbácea vivaz, frugal, forma grandes macollas que ofrecen imprescindible protección a muchos suelos de las zonas secas y semiáridas de la Península Ibérica.
“leyenda seca como un esparto” (I, Prólogo: 8); “porque ya estaban más enjutas y secas que un esparto” (II, 54: 962); “pues las has habido con una alma de esparto y con un corazón de encina” (II, 70: 1082).
Retama (Retama sphaerocarpa). Vegetación zonal de estepa yesosa (humedales). Arbusto leñoso, esbelto y grácil, de llamativa floración amarilla, crece en la estepa y en las sierras manchegas, contribuyendo a la nitrogenación del suelo. La utiliza Sancho para marcar el camino al salir de Sierra Morena.
“se puso en camino del llano, esparciendo de trecho a trecho los ramos de la retama” (I, 25: 274).
Almendro (Prunus dulcis). Frutales de los humedales. Árbol frutal, cultivado profusamente en los campos manchegos.
“aunque eran blancos como unas peladas almendras” (II, 23: 728), cuando se refiere a los dientes de la señora Belerma; “merced a las muchas pasas y almendras que había comido” (II, 890).
Encina (Quercus ilex subsp. rotundifolia). Humedales manchegos (Ruidera). La carrasca, quizás el árbol más representativo de las dehesas manchegas, de hojas esclerófilas, copa ancha y oscura; planta resistente como ninguna a las inclemencias del clima mediterráneo continental.
“¡Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron el nombre de dorados…, porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío! … a nadie le era necesario, para alcanzar el sustento, tomar otro trabajo que el de alzar la mano, y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto” Quijote (I, XI).
Acebo (Ilex aquifolium). Bosque mixto caducifolio. Arbusto o arbolillo de hojas perennes, verdioscuras, lustrosas y margen espinulado. En nuestra región, forma también parte de bosques húmedos y templados de árboles caducifolios.
“Traía cada uno un grueso bastón de acebo en la mano” (I, 13: 110).
Madreselva (Lonicera periclymenum). Bosque mixto caducifolio. Arbusto trepador, de numerosos tallos dúctiles. Vive en ambientes húmedos y umbrosos. Flores vistosas y aromáticas.
“traían guirnaldas de jazmines, rosas, amaranto y madreselva compuestas” (II, 20: 702).
Fresno (Fraxinus angustifolia). Bosque mixto caducifolio. Árbol caducifolio, de hojas divididas, con preferencia por suelos húmedos y ricos, formando parte de bosques de ribera.
“vieron sentado al pie de un fresno vestido como labrador” (I, 28:275).
Pino carrasco (Pinus halepensis). Pinares de carrasco.
Esta gimnosperma de hojas aciculadas y abundante resina, es uno de los árboles más frugales de la Península Ibérica, capaz de vivir sobre suelos poco desarrollados, pobres y con poco aporte hídrico.
“que era un mancebo como un pino de oro” (II, 50: 933).
Romero (Rosmarinus officinalis). Sabinar termófilo.
El romero, un arbusto aromático, de flores abundantes durante casi todo el año, hojas estrechas y rígidas, bien adaptado a suelos pobres y ambientes secos, es uno de los arbustos más emblemáticos de la Iberia mediterránea,
“Y tomando algunas hojas de romero, de mucho que por allí había, las mascó y las mezcló con un poco de sal” (I, 11: 102); “aceite, vino, sal y romero para hacer el salutífero bálsamo” (I, 10: 92).
Jara (Cistus ladanifer). Jaral luso-extremadurense. La jara pringosa, arbusto de talla media-alta, hojas lanceoladas, es un elemento dominante sobre los suelos silíceos de la región castellano-manchega, formando con frecuencia matorrales densos, resultado de incendios recurrentes.
“y se emboscó corriendo por entre estos jarales” (I, 23: 220).
Cantueso (Lavandula pedunculata). Jaral luso-extremadurense.
Otro arbusto aromático, de flores dispuestas en espigas sobresalientes, vive sobre suelos silícesos.
“y aun todo esto fueran flores de cantueso, si no tuviéramos que entender con yangüeses y con moros encantados” (II, 5: 582).
Cañaveral (Arundo donax). Huertos. Las cañas forman clones de tallos erectos, resistentes y altos, de hasta 3-4 m, a partir de su propagación por estolones. Viven asociados a ambientes húmedos. Se cita 24 veces en el Quijote.
“sonó su silbato de cañas cuatro o cinco veces” (I, 2: 40); “una pequeña cruz hecha de cañas” (I, 40: 312).
Higuera (Ficus carica). Jardines del mundo. La higuera es un árbol de talla mediana, hojas grandes y lobuladas, de madera flexible y corteza blanquecina que, si bien prefiere lugares húmedos y sombríos, es capaz de vivir también en ambientes rupícolas y algo secos. Se cultiva desde antiguo por la generosidad en la producción de frutos, realmente infrutescencias tipo sicono, el higo. Se cita 10 veces en El Quijote.
“hacia la parte de Oran, en el cual hay mucha contratación de higos pasos” (I, 41: 419); “llegaron a la cueva, cuya boca es espaciosa y ancha; pero llena de cambroneras y cabrahigos, de zarzas y malezas” (II, 22: 719); “no se me da un higo que digan de mí todo lo que quisieren” (II, 8: 604); “no se me da por cuantas dueñas hay un cabrahigo” (II, 37: 837); “que si no os ablandáis más que una breva madura” (II, 35: 827).
Mirto (Myrtus communis). Medicinales. También llamado arrayán o murta, es un arbusto, alto, siempreverde y aromático. Silvestre en la región mediterránea, es muy usado también en jardinería y como medicinal.
“atravesaron al jabalí poderoso sobre una acémila, y cubriéndole con matas de romero y con ramas de mirto, le llevaron, como en señal de victoriosos despojos, a unas grandes tiendas de campaña que en la mitad del bosque estaban puestas” (II, 34: 815).
Sauce (Salix alba). Medicinales. Árbol de hojas lanceoladas, vive en el margen de los cauces de los ríos, pues como todos los sauces, soportan bien la inundación del suelo. En El Quijote se cita en 13 ocasiones.
“Los sauces destilaban maná sabroso, reíanse las fuentes, murmuraban los arroyos, alegrábanse las selvas y enriquecíanse los prados con su venida”; “las atase muy bien juntas al tronco de un álamo o sauce que allí estaba” (II, 29: 772).
Laurel (Laurus nobilis). Medicinales. Arbusto u arbolillo aromático, siempreverde, de hojas lauroides, lustrosas, de margen entero. Habita zonas frescas y umbrosas, y se cultiva como ornamental, condimentaria y medicinal. Planta simbólica. Una de las plantas más citadas en El Quijote (32 veces).
“que yo prometo de ponerte una corona de laurel en la cabeza” (II, 55: 969); “los cuales se coronaban con dos guirnaldas de verde laurel y de rojo amaranto tejidas” (II, 58: 990).
Tejo (Taxus baccata). Paralelo 40. Árbol de gran longevidad, mitológico y tóxico. De crecimiento lento, forma un tronco grueso y retorcido, con copa verdioscura globosa o piramidal -a base de hojas aciculares- en la madurez. Se cita una vez en el Quijote.
“coronados con guirnaldas, que, a lo que después pareció, eran cuál de tejo y cuál de ciprés” (I, 13:116).
Palmito (Chamaerops humilis). Palmeras resistentes al frío. La única palmera natural de la Península Ibérica, crece en el sur y en las Islas Baleares. Es una palmera que forma gruesos haces de troncos cortos rodeados de hojas; no llega a alcanzar el porte arbóreo.
“Enviad vos dinero -dijo Teresa-, que yo os lo vestiré como un palmito” (II, 5: 587).
Rosa (Rosa sp.). Rosaleda. Arbusto espinoso pluricaule, con flores pentámeras. Gran diversidad natural y de cultivares ornamentales, que se cultivan desde antiguo. Muy citada en El Quijote (27 veces).
“porque yo sé bien a lo que huele aquella rosa entre espinas” (I, 31: 312).
Avellano (Corylus avellana). Frutales. Árbol caducifolio, valorado por sus frutos, las avellanas, su madera y sus rebrotes rectos para producir varas. En la región castellano-Manchega crece en zonas umbrosas ligadas a cauces.
“Pero fuerte, tiesa, nervuda y avellanada“ (II, 50: 930); “ensanche vuesa merced, señor mío, ese corazoncillo, que le debe de tener agora no mayor que una avellana” (II).
Noguera (Juglans regia). Frutales. Árbol esbelto, umbroso, de corteza blanquecina, cultivado desde antiguo por sus nueces y su madera, muy apreciada en ebanistería.
“mostraba verter lágrimas del tamaño de nueces por los ojos” (II, 71: 1087).
Granado (Punica granatum). Frutales. Arbolillo silvestre y cultivado, muy apreciado por sus infrutescencias en balausta, la granada.
“por lo menos se dividirían y fenderían de arriba abajo y abrirían como una granada” (I, 9: 84); “en el tiempo que fue gobernador aprendió a comer a lo melindroso: tanto, que comía con tenedor las uvas, y aún los granos de la granada” (II, 62: 1022).
Terebinto (Pistacia terebinthus). Frutales. Arbusto o arbolillo, también llamado cornicabra, de hojas pinnadas y lustrosas, donde se forman agallas características por la picadura de insectos.
“en el valle de Terebinto, según se cuenta en el libro de los Reyes” (I, Prólogo: 11).
Membrillo (Cydonia oblonga). Frutales. Árbol frutal, que forma grandes pomos muy aromáticos.
“y unas tajadicas sutiles de carne de membrillo que le asienten el estómago y le ayuden a la digestión” (II, 47: 902).
Níspero (Mespillus germanica). Frutales. El níspero europeo es un árbol frutal, de hojas grandes, oblongo-lanceoladas, y frutos tipo pomo, el níspero.
“ahí nos tendemos en mitad de un prado y nos hartamos de bellotas y de nísperos” (II, 59: 999).
Haya (Fagus sylvaticus). Colección sistemática. Árbol frondoso caducifolio por excelencia, de amplia distribución nemoral, llega a las latitudes más meridionales en Castilla-La Mancha, en el Parque Natural de Tejera Negra, como vestigio de la vegetación que vivió en el sur de Europa en periodos más fríos y húmedos durante las glaciaciones.
“No está muy lejos de aquí un sitio donde hay casi dos docenas de altas hayas, y no hay ninguna que en su lisa corteza no tenga grabado y escrito el nombre de Marcela” (I, 12: 108);
“Con esto se metieron en la alameda, y don Quijote se acomodó al pie de un olmo y Sancho al pie de una haya, que estos tales árboles y otros semejantes siempre tienen pies, y no manos” (II, 28: 771).
Tomillo (Thymus zygis). Colección de labiadas. Pequeño arbusto aromático, de amplia distribución en la región mediterránea de la Península Ibérica.
“De la parte de esta enramada, si no me engaño, sale un tufo y olor harto más de torreznos asados que de juncos y tomillos” (II, 20: 698).
Ciprés (Cupressus sempervirens). Plaza de acceso. Árbol mediterráneo de porte recto, con copa columnar y tronco de corteza blanca.
“y coronadas las cabezas con guimaldas de ciprés” (I, 13: 110).
Olivo (Olea europaea). Plaza de acceso. Árbolillo longevo, de tronco retorcido y hojas perennes oscuras, cultivado desde antiguo por toda la Cuenca Mediterránea para la obtención de aceite.
“Esa oliva se haga luego rajas y se queme” (I, 6: 64); “ni del famoso Betis las olivas” (1; 14: 120); “Hogaño no hay aceitunas, ni se halla una gota de vinagre en todo este pueblo” (II, 52: 952); “No faltaron aceitunas, aunque secas y sin adobo alguno, pero sabrosas y entretenidas” (II, 54: 961).