El debate sobre el estado actual de algunos edificios históricos de la ciudad de Albacete y si algunos de ellos siguen siendo víctima de la falta de protección ha vuelto a la actualidad pública y urbana.
El centro histórico de Albacete, especialmente marcado por el eje de la calle Marqués de Molins tiene los dos ejemplos, por un lado, encontramos rehabilitaciones en las que se han integrado elementos contemporáneos, respetando la identidad modernista, como ocurrió con el Pasaje Lodares, y otros que siguen dando que hablar debido a su situación de desamparo, pudiendo ser nuevamente, víctimas de algún expolio privado, como ya ha sucedido en muchos rincones, fachadas y tejados, o incluso perder parte de su estructura debido al desuso, las inclemencias meteorológicas, el paso del tiempo o el vandalismo.
Dos de estos edificios, ubicados a pocos metros de la Plaza del Altozano, siendo representativos del arranque de la ciudad a principios del siglo y con gran valor cultural y arquitectónico son los inmuebles Belda y Legorburo, por donde diariamente pasan cientos de ciudadanos esperando una respuesta para su futuro.
Estos dos edificios se encuentran en el candelero por su mala imagen en su fachada, la aparición de grietas, y por haberse convertido en epicentro de la continua pegada de cartelería publicitaria.
El edificio Belda, de titularidad privada, que albergaba un antiguo estudio de fotografía, ha padecido en las últimas semanas los efectos de la borrasca Filomena, especialmente en su tejado con riesgo incluso de derrumbe, además de ser un inmueble sin ningún uso, arrastrado durante décadas a no tener ninguna función, padeciendo en su estructura interna y externa el paso de los años.
Este inmueble contemplado en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos, fue obra del arquitecto Ramón Casas en 1903 y representa un ejemplo de construcción modernista en el despegue de la ciudad a principios de siglo XX.
Los propios vecinos del centro de Albacete, el Instituto de Estudios Albacetenses (IEA), y la Plataforma de Patrimonio Albacetenses han alertado de la situación por la que atraviesa el edificio Belda. Por otro lado, el grupo municipal de Unidas Podemos también puso como ejemplo este edificio, como víctima de la concentración de publicidad, a pesar de su riqueza cultural, histórica y social, sin tener ningún amparo o protección al respecto.
Por su parte, el Ayuntamiento de Albacete ha suspendido la demolición de numerosos inmuebles hasta el 2022, se encuentra revisando su censo de edificios emblemáticos, ha dado algunos pasos como la posible rehabilitación del conocido edificio de los Sindicatos, y por otra parte, el Gobierno regional que reafirmó su compromiso con la protección del patrimonio arquitectónico de la ciudad de Albacete, tras una polémica con las rejas antiguas de la calle Marqués de Molins, obligando a los propietarios de un local, a restituir este elemento ornamental, no pudo avanzar, en la pasada Legislatura, en aprobar una figura de protección amplia través de un Bien de Interés Cultural (BIC) para todo el conjunto histórico, que incluía estos edificios.
El Servicio de Patrimonio de la Junta de Comunidades en Albacete ya trasladó la necesidad de actualizar el Catálogo de Bienes Protegidos del PGOU de Albacete, realizando un inventario y revisando todos los niveles de protección, para conservar los valores culturales de los mismos, incluyendo a los propietarios del edificio Belda a realizar un estudio de la actual situación del inmueble.
Ante el riesgo de que se acometen actuaciones en el edificio Belda, la Viceconsejería de Cultura ha instado a que se respete toda la unidad artística modernista de este eje histórico de la ciudad, poniendo como ejemplo de rehabilitación, la propia Diputación provincial de Albacete o la Plaza Gabriel Lodares.
La polémica situación de esta antigua sede de un estudio fotográfico ha llevado incluso a la Viceconsejería de Cultura, a través de la Delegación Provincial de Albacete, ha adoptar una Resolución sobre el valor cultural y el estado de conservación del antiguo Edificio Belda, determinando los elementos del inmueble que deben de ser conservados, como representativos de su valor cultural y por lo tanto, pertenecientes al Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha, y las pautas o condicionantes de las actuaciones que se llevarán a cabo a futuro, con el fin de promover el uso y la vida útil del inmueble, y por consiguiente, la conservación de sus valores culturales.
La Consejería de Educación, Cultura y Deporte ha resaltado que “es la fachada del inmueble Belda la que constituye el valor cultural del mismo, dado que tanto su estética, como sus características arquitectónicas, su composición, su imagen y su configuración, constituyen los caracteres más significativos que lo definen como perteneciente a una determinada época y tipología”, en alusión al estilo modernista, que aún tiene huellas en la ciudad de Albacete, y que podría perderse si no se ejerce una protección adecuada.
Con respecto a cualquier actuación para el uso efectivo del inmueble, como se especula que puede suceder, tiene que promover la protección y conservación de los elementos que representan los valores culturales del mismo, a los que debe aplicarse el régimen jurídico de protección establecido la Ley 4/2013 de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha, con autorización previa de la Administración competente para preservar los valores arquitectónicos y paisajísticos de los bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural y sus entornos.
Por lo tanto, a la espera de posibles acontecimientos, la Administración regional traslada que cualquier intervención que modifique las características volumétricas del inmueble deberá respetar los valores culturales de la fachada del mismo, evitando alterar la imagen del inmueble y/o competir con sus valores arquitectónicos y con los valores culturales de los inmuebles declarados Bienes de Interés Patrimonial, de cuyo entorno el Edificio Belda forma parte.
Ahora sólo falta saber el futuro que determinará a este inmueble, y una vez remarcada la necesidad de protección, y si los vecinos y ciudadanos de la ciudad, serán testigos de una gran adaptación integral por su valor cultural, si alguien privado decide explotar este edificio con fines comerciales, o finalmente podría incluso ser derruido por riesgo de desprendimientos y con motivo de seguridad.