Soy en enfermera, caí enferma por COVID en marzo de 2020, fui contagiada por una paciente, en ese momento se consideró accidente laboral, éramos héroes…
Enfermé, me incorporé a los 10 días y unos meses después tuve que coger la baja porque muchos síntomas impedían mi trabajo.
17 meses después de la enfermedad aguda y 14 después de la baja laboral me encuentro en la tesitura de tener que incorporarme a trabajar encontrándome todavía enferma.
Enferma con COVID persistente, un enfermedad por lo que se ve invisible a muchos, pero que no lo es para los que la padecemos.
Un infierno con el que convivimos cada día, con síntomas incompatibles con una vida ni siquiera medio normal… Un sinfín de síntomas que agotan, tras tanto tiempo, paciencia y ganas de seguir adelante.
Me dicen personas cercanas, seguro que con la mejor de las intenciones, que es una alegría que vuelva a trabajar y volver a la normalidad y yo me pregunto… ¿A qué normalidad voy a volver? ¿A un enfermo con una pierna rota o una leucemia, alguien le dice que es una alegría que vuelva a la normalidad trabajando? Creo que la respuesta, obvia, es no…
¿Ahora esta claro que ya no somos héroes, ni tan siquiera enfermos creíbles?