“He crecido musicalmente hablando con el flamenco a mi alrededor. En Albacete hay mucha afición flamenca, es mi medio de expresión y mi herencia cultural porque mi bisabuelo tocaba la guitarra, algo que se lleva dentro. Mis raíces decidieron mi camino, dedicarme al flamenco. En cuanto al rap y la poesía es una herramienta para expresar lo que siento con otro lenguaje”, cuenta la artista albaceteña Marián Martínez Mondéjar más conocida artísticamente con el seudónimo de Maryam Luna es una poeta, periodista, productora, cantautora y compositora española de nuevo Flamenco y músicas del mundo.
Desde hace siete años se dedica profesionalmente al mundo del arte musical. Maryam al respecto comenta que ha sido difícil, bonito, gratificante un recorrido que “merece la pena por la gran acogida del público. Todo ello ha dado lugar a continuar y seguir trabajando con la poesía, recitales y composición”.
Dentro de su obra, tanto poética como musical en su parte más flamenca, coexisten la pureza y la evolución sin perder la metódica y la métrica que sostiene los principios de este arte. Su música se define como “nuevo flamenco” sin perder los matices, códigos y conceptos de la de la herencia como parte de la cultura culta, del “verdadero flamenco”. Un concepto que nace porque “lo mezclamos con poesía, rap, música de la India o árabe”, añade Maryam.
Esta mezcla musical tiene su origen por el intercambio cultural de la artista. Todo por su vínculo con Estambul, que nació por sus estudios y continuó conociendo músicos de la India y de Egipto. Entre las composiciones musicales de la artista se aprecia este intercambio, además de poético musical, gracias a la conexión con músicos de otros países como el caso de Sülimaniye acompañada de músicos de Egipto y Marruecos, como Samir el Turky a la percusión o los Tangos de la Luna Nueva con una corriente entre la música árabe y el flamenco acompañada a la guitarra de Nabil Elgharbaui. Entre los guitarristas flamencos destacados que la compositora incluye en sus espectáculos se encuentran diversos virtuosos de la guitarra flamenca como Luis de León. “Gracias a este intercambio, ha dado lugar en mi vida, al disco que a finales de año verá la luz”, comenta la artista.
En julio saldrá su primer tema ‘Entre la poesía y el rap’, antesala a su primer disco ‘Cuarenta mil años de espera’. Este single hace alusión a su propio nombre con el toque flamenco, también incluye unos versos de Lorca y un corte de Camarón. Un tema que “va a sorprender”. Habla de reivindicación social, “ver a la gente invisible que no tiene las mismas oportunidades”.
El disco grabado en el barrio Lavapiés de Madrid, una zona multicultural está compuesto por siete canciones compuestas por Maryam Luna donde se fusiona la guitarra, el flamenco, música árabe e India. Además, tendrá bulerías o tangos flamencos “seguro”.
Además, la artista añade que sus letras evocan a recordar de “donde venimos para saber hacia donde vamos” o el origen del flamenco. También resalta que al tener influencias orientales sus temas son algo espirituales que incluso “hablan de la inmortalidad del alma, algo que explico muy bien en mi libro”.
‘Poesía Flamenca. Cuarenta mil años de espera’’
La artista define su trabajo ‘Cuarenta mil años de espera’ como una simbiosis “muy bonita e interesante”. Abarcar la complejidad que conlleva, describir la lírica vanguardista unida a la influencia y cadencia de la poesía flamenca como parte inherente a la poeta. Si algo resume esta obra es la transcendencia y el creacionismo. Con múltiples referencias narrativas a la poesía árabe y la literatura persa, evocando en ocasiones al sultanato de los nazaríes y los omeyas, como parte de la imaginaria que rodea a la autora.
Todo el trabajo de Maryam Luna están relacionados. Acaba de publicar ‘Poesía Flamenca. Cuarenta mil años de espera’, un ejemplar que “une la poesía flamenca con la lirica vanguardista. Este libro trata temáticas actuales como reivindicaciones o temas sociales. Una mezcla de la raíz de lo antiguo y su conservación con la problemática social que hay hoy en día. “En un espacio de preguntas existenciales y transcendentales.
Entre sus textos se encuentran desde la poesía más urbana y reivindicativa, hasta la esencia y estricta métrica de la poesía flamenca con espacio a una escritura de vanguardia que aborda reflexiones existenciales y trascendentales como son la inmortalidad del alma.
Maryam Luna
La artista nace en el sureste manchego, aunque pronto se trasladaría a vivir a Madrid. Comienza a estudiar el cante Flamenco en la escuela de Flamenco Amor de Dios, de la mano del cantaor Talegón de Cordoba quien acompañaría a Camarón de la Isla y otras grandes figuras del cante y del baile a lo largo de la historia profesional del flamenco.
También compone y graba con números músicos que abarcan distintos estilos musicales que van desde el flamenco, rap, la música árabe o kurda o músicas de Senegal y Mali. Todo fusiona gracias a la corriente musical que se gesta en barrios como Lavapiés, uno de los distritos más multiculturales de Madrid, donde la artista reside gran parte de su vida y el cual menciona en sus letras de carácter social a través de la poesía y el rap como espectadora de las problemáticas sociales que derivan del racismo o la desigualdad.
Empieza a escribir poesía desde muy temprana edad. En 2007 pública su primer poema ‘Un día sentí’ en la antología poética Eclipse del centro poético de Madrid, a partir de ahí no deja de escribir en prosa y en verso además de canciones.
Graduada en periodismo por la Universidad Europea de Madrid, como periodista documenta y escribe entre España y Turquía el manuscrito ‘El poder de las Sultanas. Rompiendo estereotipos de mujeres musulmanas’.
La artista escribe poesía flamenca ‘Cuarenta mil años de espera’, un poemario difícil de catalogar por su forma y contenido. Definir esta obra es abarcar la complejidad que conlleva, describir la lírica vanguardista unida a la influencia y cadencia de la poesía flamenca como parte inherente a la poeta. Si algo resume esta es la transcendencia y el creacionismo. Con múltiples referencias narrativas a la poesía árabe y la literatura persa, evocando en ocasiones al sultanato de los nazaríes y los omeyas, como parte de la imaginaria que rodea a la autora.