La artista albaceteña, Andrea Torres titulada en fotografía en la escuela de arte de Albacete presenta la exposición fotográfica ‘Mi Templo’. Una persona muy sensible que desde que tiene uso de razón le llamaban la atención los detalles y el arte. Por un momento el arte se convirtió en su refugio, era el único lugar donde podía ser completamente libre, sin juicios.
La pasión por conocer y saber sobre la mente humana y la psicología le lleva, inevitablemente, a que se plasmen en sus obras. De ahí su último proyecto. “Me di cuenta de un proceso mental que estaba pasando y en busca de comprenderlo encontré la forma de poder expresarlo a través de la fotografía”, comienza contando la artista. Andrea Torres.
Este proceso se llama disociación. La disociación es un mecanismo de defensa del cerebro que se activa cuando se sobrepasan recursos psicológicos de afrontamiento ya sea por un trauma, estrés o ansiedad. Por lo que la mente se desconecta y “dejamos de ser conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor sin perder nuestras funciones. Digamos que inconscientemente es una forma de afrontar la realidad”, explica la artista.
El nombre de la exposición ‘Mi Templo’ simboliza en poesía el cuerpo que “habitamos por lo que en este trabajo encarna la mente que habito. Y lo he representado materializando mi mente como un espacio habitable. Y el lugar que más representa mi mente es el palacio de Santa Eulalia de Villena que además de ser romántico está en ruinas”, cuenta Andrea. Tiene la esencia perfecta para este trabajo además de ser el lugar donde comenzó de pequeña a hacer fotografías. Digamos que le ha servido para cerrar un ciclo de su vida.
Por otro lado, la muestra representa a la modelo, en concreto a la bailarina Carmen Cebrián, la cual materializaba con su cuerpo las emociones y evolución de la historia. La modelo “me acompañó desde el primer momento aún sin el concepto de disociación claro. Para que supiera representar mejor mi proceso mental. De hecho, para captar mejor sus sensaciones ante la cámara decidí no mostrarle el lugar en el que íbamos a hacer las fotos hasta el mismo día. Para guiarla además de captar sus primeras sensaciones con el lugar utilicé música. Gracias a ello este proyecto fluyó tan bien y fue tan sanador para mí”, argumenta Torres.
La exposición la acoge la Sala ‘Cachorra Yeyé’ de Albacete hasta el próximo 26 de abril. Una muestra que está teniendo buena acogida entre el público. Un paseo por la reconciliación con uno mismo a través de fotografías. Además, cuenta con un enlace de la exposición donde “pueden reflexionar sobre la salud mental y ver un videopoema que hice con Álvaro Piedelobo y Carmen Cebrián para este proyecto”, dice Andrea quien está muy contenta y satisfecha del significado que muestra esta exposición para la sociedad.
‘Mi Templo’, fotolibro de Andrea Torres
Todas las fotografías y vídeos realizados se reúnen en un fotolibro. El hecho de materializar todo aquello le permitió dejarlo ir. Por lo que el arte- terapia ha dado sus frutos. En el fotolibro se puede ver la evolución de la historia a través de tres fases.
En la primera se retrata la evitación de la realidad. El momento en el que se desconecta la consciencia y lo único que percibe son sus emociones. Por lo que predomina el espacio y apenas se distingue el cuerpo.
Evoluciona a una fase de duelo en la que divaga por los espacios de su mente y se da cuenta de que está disociada y no sé reconoce, quiere volver a la realidad, pero no sabe cómo, está perdida.
En la última fase se da cuenta de que la única forma de reconectarse consigo misma es reconciliándose con sus ruinas y finalmente vuelve a la realidad gracias a la aceptación de sí misma.
“Espero que todo el que vea estás fotografías incluso está entrevista reflexione sobre la importancia del autoconocimiento y de la expresión de lo que llevamos dentro. De estos temas hablo en mi pequeño blog
https://descubresantander.es/di-adios-a-los-bloqueos/
Este blog forma parte de la página oficial de Santander, ya que me ofrecieron una sección para escribir donde hablo sobre fotografía, creatividad y arteterapia”, apunta la artista.
Pretende seguir evolucionando con su obra, cada vez más híbrida. Además, colabora con otros artistas, aunque a priori no parezcan tener relación. La curiosidad y experimentación es su mantra actualmente.
Sobre Andrea Torres
“Comencé haciendo realismo. Era una de esas alumnas que dibujaban extrañamente bien aun siendo muy pequeña y con tan solo 10 años entre en una escuela de dibujo donde además hacía pirograbado y juguetes de madera entre otras técnicas. Había encontrado la felicidad entre todas esas pinturas”, cuenta Torres.
Pero al tiempo llegó por primera vez internet “a mi casa y comencé a investigar. Me di cuenta de que tenía una fuente de conocimiento infinita en mis manos y desde aquel momento empecé a estudiar todo lo que pude de forma autodidacta”, dice Andrea. Sus dibujos se tornaron surrealistas y descubrió que se le daba bien la tecnología por lo que se preguntó “¿Cómo puedo llevar esto a la realidad? ¿Cómo puedo juntar todos mis conocimientos? Y decidí cambiar el carboncillo por una cámara viejita que me habían regalado”, añade.
Ahora reconoce que no sabe si fue por su experiencia visual o por todos los dibujos que había hecho, pero era algo que, sorprendentemente, se le daba bien. Por lo que allá donde iba llevaba su cámara. “Por un momento era lo único de lo que me sentía orgullosa de mí. Comencé documentando mis viajes, detalles e injusticias que veía alrededor y con la llegada del Photoshop a mi vida descubrí que podría por fin llevar mis dibujos a la realidad”, explica la artista.
A día de hoy su fotografía surrealista se ha tornado a poética. Busca en cada imagen una historia que contar, algo que mover al espectador y sobretodo busca sanar y sacar de dentro todas sus reflexiones propias y del mundo que la rodea. Se podría decir que realiza el arte de la introspección.
“Realmente recomiendo a todo el que lea esto que investiguen sobre el arte terapia, ya sea con pintura o fotografía el hecho de expresar lo que llevamos dentro nos ayudará a conocernos mejor a nosotros mismos y por lo tanto estar más en sintonía con nuestros límites”, concluye Andrea.