Se acaba el año, se nos va ya 2022, un año que si echamos la vista atrás, parece haber tenido más de 365 días.
Comenzamos el año celebrando la victoria de Boric en Chile, por fin volvían a abrirse las grandes alamedas y por ellas siguen caminando; mientras tanto la vieja Europa parecía revolverse bajo el manto de la OTAN o mejor, bajo el mando de EE.UU., vimos cómo estallaba una guerra en Europa, según algunos la primera desde el fin de la segunda guerra mundial, seguramente se perdieron las clases de historia donde se explicó la guerra de Yugoslavia, olvidándose además, de que esta guerra lleva siete años en marcha.
Todavía no nos habíamos recuperado de la crisis del COVID cuando nos vimos envueltos en el envío de miles de millones en armas a esa guerra, en la que aparentemente no nos jugamos nada, pero que está provocando la mayor inflación de los últimos años, subidas de precios que hacen que muchas familias no puedan afrontar la cesta de la compra y mucho menos pagar la calefacción o la gasolina que se han convertido en un arma más de guerra.
Se nos va el año más caluroso en España (desde que existen registros claro), tuvimos que aprender a sobrevivir en un verano en el que pasamos de una ola de calor a otra, pero obviamente en nada de esto tiene la culpa el cambio climático, porque el cambio climático son los padres.
Se termina el año en que un día nos despertamos y supimos que, a pesar de las resoluciones internacionales, Sánchez había decidido que el Sáhara era marroquí. ¿Favores qué pagar, miedo al espionaje? Nos da igual, seguiremos reclamando la libre determinación del pueblo saharaui.
Se acaba el año en el que el poder judicial se interpuso en el camino del poder legislativo, fíjense, nosotros que pensábamos que el pueblo era soberano y que gobernaba a través de sus representantes en el congreso. Pues parece que no, que son los jueces (con mandatos caducados) quienes deciden sobre qué se legisla o sobre qué no… mal precedente se sienta con esto… Como diría cierto sabio, “Tiempos oscuros y difíciles nos aguardan. Pronto deberemos elegir entre lo que es correcto y lo que es fácil”.
Se acaba el año en el que parecía que EE.UU. iba a la quiebra en enero y que en diciembre volvía a ser el amo y señor del mundo, con el beneplácito de China que espera paciente a estar preparada para tomar su lugar. Se acaba el año en el que la Unión Europea demostró que no es capaz de tomar sus propias decisiones, o mejor dicho, que toma las decisiones a conveniencia del Tío Sam, aunque eso sea ir en contra de sus propios intereses y sobre todo en detrimento de la vida de los ciudadanos.
Se acaba el año en el que murió la reina de Inglaterra (una pena que nombrasen sucesor, podría ser el año en que Inglaterra se convirtiera en República y con lo que nos gusta imitar a los ingleses igual hasta teníamos suerte…), pero nos importan más las 48 mujeres que han sido asesinadas este año, 11 de ellas en los últimos días.
Debería haber sido el año, o la legislatura, en la que las políticas feministas y de izquierdas ayudarán de forma real a acabar con este virus que nos está matando, que va matando a cuenta gotas a mujeres, por ser eso, mujeres. No queremos decir con esto que el Ministerio de Igualdad no haga nada, por supuesto que no, solo, que quizá esperábamos más políticas activas que ayuden a acabar con la violencia de género que sufren las mujeres en este país, aunque algunos se empeñen en negarlo.
Se va todo eso y llega un año nuevo, con otros 365 días que queremos creer llegan llenos de esperanza, de nuevos comienzos, de nuevas oportunidades, de hacer todo aquello que se quedó en el tintero. Llega 2023 y esperamos que sea el año en el que por fin tengamos una presidenta del gobierno gracias a la unión de todas las izquierdas, el año en que las asesinadas pasen a ser 0, el año en que la igualdad social sea una realidad, donde el pleno empleo sea la hoja de ruta, donde se recupere la lucha de clases y por qué no, donde podamos volver a celebrar que España es una República.
¡Feliz y combativo año a todas y todos!
*El Colectivo Puente Madera está formado por Esteban Ortiz, Eva Ramírez, Elías Rovira y Javier Sánchez.