Rosario, Rosa, Juliana, Llanos, Antonio y Eva ponen cara hoy al milagro de los trasplantes y son el ejemplo de cómo un gesto de solidaridad puede dar vida.
Este miércoles han puesto nombre, cara e historia a la celebración del Día del Donante de Órganos y de Tejidos acercando toda la información sobre donaciones hasta una mesa ubicada en el Hospital de Albacete.
En el caso de Rosa todo empezó hace 29 años. Tras varios años en diálisis le fue trasplantando un riñón en Barcelona que su propio cuerpo rechazó cuatro años después. Ello obligó Rosa a volver al tratamiento de diálisis hasta que por fin le pudieron, nuevamente, trasplantarle un riñón que hasta el día de hoy le ha dado la vida. “La diálisis es de lo peor que te puede pasar. Hay varios tipos, yo era hemodiálisis aquí en el hospital", explica Rosa que narra cómo tenía que acudir a su cita con la diálisis cada dos días para luego pasar "cuatro horas enganchada a la máquina. Se pasa muy mal".
Al tratamiento de hemodiálisis le va aparejado una restricción en la alimentación y las bebidas debido a que los riñones, encargados de filtrar todo aquellos que el cuerpo ingiere, no funcionan.
E por eso que tanto Rosa como el resto de los trasplantados que han estado este miércoles en el Hospital contando su vivencia no tienen palabras para describir el agradecimiento que sienten hacia los donantes. “No se imaginan la felicidad que nos producen a todos los enfermos. Nuestra vida cambia de la noche a la mañana, pasamos de estar enganchados a una máquina a ser libres. Ellos nos dan la vida".
Más calado en los jóvenes
La donación de órganos es un acto que cala más entre los jóvenes, o al menos así lo aseguran desde Alcer en Albacete. Y es que son ellos los que menor reparos encuentran a la hora de decidir convertirse en donantes de órganos. ¿Por qué? Cuestión de mentalidad, mucho más abierta sin duda a este tipo de actos y especialmente, aseguran los trasplantados, porque tienen en la mayor parte de los casos familiares que han necesitado un órgano y o que han sido trasplantados. Esto les lleva a ponerse en la piel de los enfermos y a ser más generosos.
Desde Alcer además aconsejan a los donantes que informen a sus familiares más cercanos de su decisión ya que son precisamente los familiares los que tienen la última palabra a la hora de dar el visto bueno para la donación.