El artista local Juan Miguel Rodríguez Cuesta exhibe durante todo el mes de octubre una parte de muestras expositivas de toda su trayectoria. Se encuentra en las instalaciones ubicadas en el número 60 de la Calle Octavio Cuartero donde se pueden contemplar cerca de medio centenar de obras. Una exposición que permite al espectador adivinar la particular visión de la realidad que posee el pintor manchego.
En esta exposición el visitante puede disfrutar de cuadros de pequeño formato que tratan géneros como el paisaje o el bodegón donde se adivina la gran soltura técnica del artista. No obstante, los grandes formatos tienen cabida en la muestra a través de imponentes cuadros que atesoran una particular visión del paisaje rural manchego o escenarios de su entorno más cotidiano.
Alrededor de 34 muestras han sido las seleccionadas entre más de 200 por el autor para exponerlas en este espacio. Se podrá ver dos obras de gran tamaño de paisajes donde aparecen unos “pueblos rotos”, un homenaje a la mujer o retratos.
“Mi pintura siempre ha versado sobre temas sociales, al igual, que el retrato. Por lo que casi toda mi pintura es figurativa en cuadros de gran formato”, explica el pintor local, Juan Miguel Rodríguez Cuesta. “Como cualquier escritor crea un lenguaje lo más amplio posible para poder expresarse”.
Además, el visitante, si así lo desea, podrá adquirir un ejemplar del libro que resume su trayectoria artística a través de importantes firmas y en el que el artista comenta sus obras de forma poética. En este catálogo el artista indica que “me han escrito personajes como Luis García Montero, Director del Instituto Cervantes; Pedro Piqueras, periodista y amigos desde niños; José Jerez, fue alcalde de Albacete; Francisco Jiménez Carretero, poeta entre muchos más. Es importante que la gente que visite la exposición vea este ejemplar donde se refleja mi biografía”, añade el artista.
Sobre el artista albaceteño
Juan Miguel Rodríguez Cuesta posee una extensa e interesante trayectoria artística desde los siete años. Todo comenzó cuando el artista pilla la tuberculosis y tiene que permanecer encerrado más de un año. En ese tiempo el ilustrador Gago, creador de ´El Guerrero del Antifaz´estaba desterrado en Albacete y fue “a verme y me regalo un papel y una caja de lapiceros. A partir de ahí no he dejado de pintar”, cuenta Juan Miguel.
Tras una complicada infancia Juan Miguel Rodríguez Cuesta persigue sus ideales artísticos y se licencia en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Se especializa en dibujo y pintura. “Me siento privilegiado porque toda mi vida me he dedicado a lo que me gusta”, indica Juan Miguel.
Además, ha contribuido a la formación de futuros artistas. Docente artístico durante más de 40 años como profesor de dibujo y pintura en centros de enseñanza de Bilbao, La Roda, Casas Ibáñez, Albacete, o el Campus Universitario de Ciudad Real.
Hace unos años sufrió un desprendimiento de retina y no pudo ver durante más de tres años. Hasta que en 2003 pudo ser operado y volver a contemplar la vida. “Hasta la fecha no voy mal, aunque me cuesta un poquito hacer las cosas por la vista. Pero aquí estamos, con mi rutina de dibujar y pintar”, cuenta Juan Miguel.
“Tengo el honor de haber pintado el mural más grande, con un Record Guinness mundial. Se trata de la pared exterior de la piscina de Chinchilla que tiene 152,5 metros donde tardé sobre 35 días en hacerlo. Además, he podido hacer colaboraciones con muchos departamentos”, cuenta como anécdota el artista.
Su participación en el mundo del arte tendría como parte esencial su participación en diversas exposiciones por la geografía española. Hasta la fecha sus obras han estado presente en más de 300 exposiciones, siendo “200 de las mismas de carácter individual y más de 100 colectivas”, señala el artista. Esto lo convierte en autor de una vasta obra pictórica, que tiene como ventana, durante este mes de octubre, el espacio expositivo de Art-Attelier.
Con 75 años sigue con la misma ilusión hacia la pintura, mientras hacia la entrevista pintaba un cuadro en el espacio de la exposición. Así el día a día se pasa más ameno entre pinceladas.