Se aproxima el Día Internacional de la Mujer y Cáritas Diocesana de Albacete quiere mostrar, una vez más, su apoyo en la defensa de los derechos de las mujeres y su compromiso por la igualdad entre todas las personas de la sociedad. Con motivo de la conmemoración del 8 de marzo, Cáritas pone el foco en la doble discriminación que sufren las mujeres privadas de libertad: por razón de género y por su condición de reclusas.
En septiembre de 2019, había 58.951 personas privadas de libertad en nuestro país, de las cuales tan sólo un 7,5% eran mujeres, es decir, 4.420; mientras que el resto, el 92,5% eran hombres, 54.531. Situación que se refleja en la Prisión Provincial de Albacete, que cuenta con 300 personas internas, de las cuales, 20 son mujeres.
Pese a que el número de reclusas es muy inferior al de reclusos, el paso por la prisión tiene para ellas un impacto aún más devastador que para los hombres, con unas consecuencias negativas por el doble hecho de ser mujer y madre: a ser “mala mujer”, se suma ser “mala madre”, frente a la figura del padre recluso que no sufre este estigma. En su caso, la mujer experimenta una mayor ruptura durante su internamiento y en su salida en libertad, sobre todo, cuando no cuenta con recursos y/o red de apoyo sociofamiliar.
‘Abrir ventanas’
Como explica la responsable del programa ‘Abrir ventanas’ de Cáritas Albacete, Paqui Díaz, hay entidades que barajan que cerca del 70% de las mujeres reclusas han sufrido violencia de género antes de estar privadas de libertad, lo que supone que la cárcel es un peldaño más en su situación previa de exclusión social, cuestión importante para que las mujeres sean prioritarias en este proyecto de Cáritas.
Con el programa ‘Abrir ventanas’, Cáritas trabaja desde hace más de 20 años, dentro y fuera de la prisión, para apoyar a las personas reclusas en todas las etapas de su condena e inicio de libertad, o penados, en el cumplimiento de penas alternativas, así como en la recuperación de vínculos familiares y sociales; encuadrada en la prevención, el apoyo, acompañamiento y la reinserción en cada una de sus fases.
Tanto mujeres como hombres participan en este programa, si bien, en el caso de las mujeres, éstas cuentan con espacios concretos de apoyo grupal que permiten mantener activas sus dinámicas vitales y disminuyen el efecto de la “prisionalización”. Durante el año 2019, han participado en estos talleres 43 mujeres, lo que supone el total de las internas que lo han solicitado.
Con el objetivo de mejorar su estancia en prisión y preparar su reincorporación social tras haber cumplido sus condenas, se trabajan diversas áreas como la ocupacional, la deportiva o la lúdica, además del área formativa, que recoge charlas, debates, dinámicas grupales, proyecciones de películas y cortos, con la colaboración voluntaria de mujeres profesionales de diversas entidades y recursos externos a prisión que han desarrollado ponencias con temáticas como ‘El papel de la mujer en la Ciencia’, ‘Mitos sobre el amor romántico’, ‘Prevención cáncer de mama y risoterapia’ o un taller sobre violencia de género, entre muchos otros.
En este programa de Cáritas, en el que participan mujeres y hombres, se imparte el taller de creación textil, en el que a través de la actividad ocupacional se han tratado de forma transversal el manejo de la ansiedad, creatividad, normalización de las relaciones entre hombres y mujeres, o la resolución de conflictos.
Muchas son las circunstancias que pueden hacer a una persona terminar en prisión, Cáritas pretende ser una ventana abierta a la esperanza de las mujeres presas para recuperar la confianza en sí mismas y reconstruir su vida una vez cumplida su pena de prisión. Es trabajo de toda la sociedad ser parte en la inclusión social, laboral y familiar de estas personas.