Se acerca el verano y con él llega también el programa 'Vacaciones en Paz' para niños que viven en los campamentos de refugiados del Sáhara. El plazo para ser una “familia acogedora” todavía está abierto. El único requisito es estar dispuesto a tener una experiencia inolvidable y aunque no exenta de dificultades, sí que estará llena de satisfacciones. “Sólo se necesita compartir tiempo y espacio a cambio de un amor incondicional”.
La concejal de Acción Social, María Gil, la presidenta de la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui, Dioni Gómez, y la coordinadora del programa “Vacaciones en Paz”, Llanos Esteban, han explicado que 'Vacaciones en Paz' es un proyecto que se desarrolla en Albacete de la mano de la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui desde el año 1993, y en el que el Ayuntamiento siempre ha colaborado a través de su presupuesto con 50.000 euros cada año. Un proyecto que trae a la ciudad alegría, esperanza e ilusión y por supuesto solidaridad de la mano de las madres y padres de acogida, que año tras año disfrutan de la acogida temporal de niños y niñas saharauis entre los 7 y los 12 años durante los meses de julio y agosto.
El año pasado vinieron a Castilla-La Mancha cerca de 308 niños y de ellos cerca de 70 estuvieron en Albacete y este año, la Asociación quiere superar estas cifras, por el momento ya hay seleccionados 56 niños y niñas saharauis de los cuales, 48 repiten y vienen 8 nuevos niños y niñas con distintas discapacidades.
Además, durante estas vacaciones, los niños saharauis pueden pasar una revisión médica y disfrutar de una alimentación adecuada lo que les dará una oportunidad de crecer más sanos y también, la posibilidad de tener una experiencia única conociendo una nueva cultura y en definitiva, tener una imagen del mundo distinta de la que aporta la dura realidad cotidiana del desierto en el que habitan.
La titular municipal de Acción Social ha subrayado el apoyo del Ayuntamiento de Albacete, ya que se trata de un Proyecto que es una “lección real de la vida” que repercute de una forma muy positiva y directa tanto en los niños como en las familias, “un proyecto que nos permite hacer un mundo más unido y más confortable construyéndolo entre todos y es ahí donde encuentra su verdadero sentido”.
Por último, María Gil ha dado las gracias a la Asociación, a los voluntarios que colaboran para que este proyecto se repita año tras año y a las familias acogedoras que cuidan de los niños haciéndoles que los veranos sean para ellos un recuerdo inmejorable.