El servicio de mantenimiento y conservación de zonas verdes de Albacete ha llevado a cabo trabajos para el control de la procesionaria, una de las plagas que afectan al arbolado de la ciudad, en concreto, a los pinos.
El concejal de Sostenibilidad, Julián Ramón, ha explicado que estos trabajos, que se iniciaron en el otoño, han consistido en la pulverización de cerca de 4.700 pinos y la aplicación de tratamiento de endoterapia sobre cerca de 200 ejemplares. “Estos dos métodos se aplican para controlar la plaga, pero no es posible su erradicación total”, ha detallado el concejal, por tanto, ahora los trabajos que se están realizando desde el servicio de mantenimiento de parques y jardines consisten en la retirada de los bolsones de orugas en aquellas localizaciones donde es preciso.
Las elevadas temperaturas registradas en este invierno han propiciado que aparezcan antes de lo que suele ser habitual. A este respecto, desde la Concejalía de Sostenibilidad instan a la ciudadanía a alertar al personal de jardinería de zonas verdes de los bolsones que detecten o ponerlo en conocimiento de la Oficina de Información Ambiental (en el teléfono 967 59 61 75 o en el correo electrónico [email protected]).
Desde el año 2019, se ha introducido en Albacete el tratamiento de esta plaga mediante endoterapia, que consiste en la inyección de un biocida natural, a través de una cánula que se inserta en el tronco. Así, árbol a árbol, se aplica este tratamiento para reforzar y prevenir la aparición de esta plaga. Su eficacia es para varias temporadas. En esta campaña han sido 173 los pinos que se han tratado con endoterapia, principalmente en zonas donde es complicado fumigar, como son las zonas de juegos infantiles.
La pulverización, o fumigación, se ha realizado en amplias superficies de pinares, en algunos casos se han tratado hasta dos veces. En concreto, se ha aplicado este tratamiento en 4.679 pinos que se localizan en ubicaciones como los Jardinillos de la Feria y el entorno de la Plaza de Toros, el Parque Lineal, la Fiesta del Árbol, La Pulgosa y Pinares del Júcar, así como pinares localizados en Campollano y junto al Cementerio Municipal.
También se han tratado zonas con pinos localizados en el Parque de los Cuentos y en calles como Carmen Ibáñez; Azorín; Avenida del Teatro; Pio Baroja; Casas Ibáñez; Zamora; Borrajas; Plaza Ramón Roldán; plaza de Ramón Casas, Avenida de la Mancha; Avenida de España frente a la plaza Universidad; plaza Doctor Ferrandis; barrio San Pedro Mortero; calle Municipio de Molinicos; Plaza Ramón Roldán; Vereda de Jaén y la zona del Seminario, entre otros.
Además, se ha actuado en pedanías como Argamasón, El Salobral, Tinajeros, y en espacios naturales como el Canal de Tinajeros, el Encinar, la Cañada Real de Pozorrubio, El Torcio, La Marmota, Mariquillas, Canal de María Cristina y Cuasiermas.
Daños
La procesionaria del pino está considerada como el insecto defoliador más importante de los pinares españoles. Puede alimentarse de todas las especies del género Pinus. Las defoliaciones pueden llegar, en los años en los que las poblaciones son elevadas, a la totalidad de la masa foliar, aunque el árbol no llega a morir. El mayor peligro que origina procesionaria del pino es el ocasionado en las zonas recreativas, parques y jardines, no sólo por el efecto estético que produce, sino por las peligrosas urticaciones que puede causar a las personas y animales domésticos, debiendo evitarse el contacto con las orugas.
La procesionaria es un insecto defoliador cuyas larvas pasan por cinco estadios, que presentan diferentes aspectos. Las larvas de primer estadio tienen una longitud de unos 2,5 milímetros y son de color amarillento. Cuando son mayores su colorido torna al pardo rojizo y verdoso y, a partir del tercer estadio, disponen de unos pelos urticantes en unas bolsas que liberan las orugas cuando se sienten amenazadas.
Las orugas se trasladan siempre unas detrás de otras, -como si fuesen en procesión, de ahí el nombre popular de este insecto-, para salir del nido y alimentarse los días en los que las condiciones climáticas son favorables para el insecto.
Tras la puesta de las larvas, a los 30 o 40 días, es cuando desarrollan pelos urticantes, construyendo también su bolsón definitivo, al que acuden por las noches tras alimentarse. Hacia el final del invierno, las orugas que ya han completado su desarrollo larvario, bajan en procesión por el tronco del pino para buscar el lugar donde enterrarse y crisalidar. Las mariposas emergerán al verano siguiente o a lo largo de los cuatro veranos siguientes si han permanecido en diapausa.