
Marcha a pie organizada por Acem el año pasado. FOTO: Acem
Manifestaciones, recogidas de firmas, concentraciones, y ahora una marcha a pie de 130 kilómetros para mostrar el rechazo a la instalación de marcrogranjas en Castilla-La Mancha. Es la iniaiciativa que ha tendio la Asociación para la Conservación de los Ecosistemas de La Manchuela (Acem) que ha convocado entre los días 11 y 14 de octubre esta marcha con la que recorrerán a pie la distancia entre los municipios de Balsa de Ves y Pozuelo, ambos en Albacete.
Y es que estos municipios simbolizan, precisamente, el paso de las granjas intensivas de porcino en todo el territorio autonómico. De un lado Balsa de Ves sufre en sus propias tierras lo que supone tener una macrogranja, tal y como explica Ximo Azorín de Acem. “Ahí ya estamos viendo y sufriendo las consecuencias y los impactos negativos de la macrogranja” que lejos de crear beneficios sociales (a cuenta de los puesto de trabajo) “solo deja mierda”, sentencia.
El camino que este año recorren les lleva hasta Pozuelo, un municipio donde la lucha de los vecinos contra las macrogranjas ha sido muy destacada y que, tras el no a la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto de CEFUSA, “es la esperanza de que estos proyectos se pueden paralizar”, añade Azorín. La de Pozuelo ha sido el último caso de macrogranja paralizada pero no el único. La presión social llevó a CEFUSA a retirar su proyecto en Montealegre del Castillo en la provincia de Albacete. Los mismos pasos han seguido en los municipios de Campillo de Altobuey, Retamoso, Saelices y Torrejoncillo del Rey en la provincia de Cuenca; así como en Gamonal en la provincia de Toledo y Riofrío del Llano, Querencia, Cincovillas, Brihuega y Alustante, en la provincia de Guadalajara.
“La clave ha estado en la organización de las gentes del entorno, que se han movilizado frente a administraciones públicas y empresas que pretenden anteponer los beneficios monetarios a la protección de la vida de las personas y el cuidado de la naturaleza”, insiste Ximo Azorín.
El impacto ambiental
Dicen desde Acem que las macrogranjas de porcino tienen un gran impacto ambiental y social tanto global como en el territorio donde se ubican por contaminación del aire, el suelo y el agua por purines, agravamiento del cambio climático por emisión de gases de efecto invernadero, muy escasa generación de empleo precario o mayores riesgos para la salud de las personas, entre otras.
La asociación ha manifestado que este modelo de ganadería intensiva “es absolutamente insostenible ambientalmente, además de incompatible con la dignidad y el bienestar animal”. Por ello, ha afirmado que “de llevarse a cabo supondrá la sentencia de muerte para comarcas que ya están fuertemente deprimidas, sumidas en una despoblación galopante”.
En este sentido, Acem sigue denunciando el impacto ambiental y social de macrogranjas que están en funcionamiento desde hace años en localidades como Balsa de Ves, Bonete y Chinchilla en la provincia de Albacete, en casi 40 municipios de la provincia de Cuenca y en otros muchos del resto de la región.
Por ello, bajo el lema “Ama a la madre tierra y a todas sus criaturas. No a las macrogranjas”, va a realizar su XI marcha a pie de 130 kilómetros con el apoyo de burros desde Balsa de Ves hasta el municipio de Pozuelo entre los días 11 y 14 de octubre.
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