“El no tener una conciencia plena de nuestra realidad corporal, de nuestra finitud, de nuestra vulnerabilidad, del hecho de que somos cuerpo y vamos a morir, nos lleva, a veces, a cometer acciones que ponen en riesgo nuestra vida”, cuenta, para ElDiario.es Clm, el artista albaceteño Pedro Ruiz Roldán. Su reflexión sobre la muerte se ha alzado con uno de los premios de la convocatoria ´Activa Cultura´ que impulsa la Universitat de Valéncia.
La obra, que ya puede verse en el Claustro del Centre Cultural La Nau, es una bofetada contra la indiferencia. Con “El muerto es otro”, el artista de Elche de la Sierra quiere denunciar las “pandemias sociales que siguen aquí más allá de la Covid” y añade: “La muerte que sufren millones de personas por vivir en el ostracismo, algo más radical y contundente, como la gente que muere en el Mediterráneo, o las muertes que se dan y se niegan del colectivo LGTBI o de mujeres a manos de sus maridos”. De ahí surge esta instalación artística que Pedro Ruiz Roldán ha elaborado inspirándose en la técnica de las Alfombras de Serrín, tradición de su pueblo.
Durante varios años ha realizado alfombras y tiene muy presente esta manifestación artística. Expresarse con estos materiales ha sido algo natural para Ruiz Roldán, “para mí el alfombrismo es ya es una herramienta muy interesante para trabajar, de abordar el espacio, el medio que es el suelo, de entender el propio material y la propia obra como una manera de intervenir artística muy peculiar”, asegura.
Según el creador, “las Alfombras de Serrín han sido, con y serán una tradición religiosa, y como tal, a todos los que nos acercamos a ella nos debe invitar a la reflexión teológica y comunitaria. Luego tiene un factor social y es que un grupo de personas se une para hacer un proyecto, hay un convivencia. Por último, un tercer aspecto, el artístico. Para mí las alfombras son arte conceptual, vincular lo formal con el concepto, algo muy necesario para que las alfombras den un paso más allá”. De este bagaje experimental han nacido su instalación premiada.
Un centenar de tumbas anónimas de grava negra con las que quiere recordar a la sociedad que el machismo, el racismo o la homofobia siguen matando. Al comienzo de la estampida Covid, el artista observó como la gente negaba la propia enfermedad o actuaba de forma irresponsable, “me di cuenta que la muerte en sí misma era un tabú en la sociedad” y así brotó esta creación artística.
Para la composición de esta metáfora sobre el proceso vida-muerte, también se ha inspirado en la obra de otros artistas como Félix González Torres, Espaliú o Boltanski. La obra de Ruiz Roldán avanza un paso más en su búsqueda e indagación sobre las identidades nómadas, cuestiones de género, sexualidad. Del futuro “nada sabe” pero ya prepara nuevos proyectos personales sobre la sociedad líquida y aquellos grandes temas que siempre han movido su mente y sus manos. Denunciar la realidad de aquellos “otros” que sufren con mayor ahínco nuestra indiferencia.