©Juan-Ramón Moscad
Economista. UNED Almansa
En febrero de 2016, Julio Anguita hizo un discurso que, entre otras cosas, hablando de que existe un fraude muy grande en Hacienda, dicho por los Inspectores que forman Gestha (Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda), y también opinaba sobre una serie de cuestiones como, por ejemplo, que los que tienen dinero invierten en las SICAV para no pagar a Hacienda, porque tributan sólo un 1% de impuestos. Por ello, estas sociedades deberían desaparecer porque los ricos que invierten en estas Sociedades de Inversión Colectiva pagan poco dinero, o prácticamente nada. Y por ello, hay que aumentarles los impuestos para que tributen más.
Sin embargo, uno de los economistas que más ha aclarado la tributación de las Sicav ha sido Juan Ramón Rallo (Economista de la Escuela Austriaca, profesor del centro de estudios superiores OMMA, director del Instituto Juan de Mariana y con múltiples libros publicados, entre otros). Por ejemplo, en uno de sus artículos escrito en su blog el 15-7-2016 titulado “La extrema demagogia de las SICAV”, afirmaba que “son muchos quienes afirman que buena parte de la solución a nuestros enormes problemas de déficit público se encuentra en que los ricos paguen muchos más impuestos”.
Y piensa que este argumento no es totalmente real, “pues más allá de ese sablazo que supone el Impuesto sobre el Patrimonio, los ricos ya están pagando un 52% por sus rentas laborales o profesionales (un 56% en muchas autonomías) y un 27% en sus rentas del capital (y que previamente estas rentas ya han pagado un 30% en concepto de Impuesto de Sociedades)”.
“¿Qué falta entonces? Las Sicav, ese instrumento del mal que les permite tributar simplemente al 1%”. Y se pregunta cómo es posible que exista un instrumento que permita que los superricos sólo paguen un 1% en concepto de impuestos. Y aclara algunos impuestos diciendo:
- Las Sicav tributan al 1% sobre los beneficios que obtienen por sus inversiones en capital mobiliario, pero
- Cuando los partícipes de la Sicav retiran las plusvalías que se han ido acumulando en la misma, tributan como todo hijo de vecino: el 27%.
- El 1%, para que nos entendamos, vendría a ser un Impuesto de Sociedades ultrarreducido para la Sicav, pero cuando se realizan distribuciones de capital, sus accionistas pagan lo mismo que en cualquier otra empresa.
- Hasta 2010, los partícipes de la Sicav podían consignar las devoluciones de capital como reducciones de su aportación original de capital, evitándose pagar impuestos hasta haber retirado toda la inversión inicial.
- Desde la reforma de Salgado, cualquier devolución se considera que procede de las plusvalías retenidas y, por tanto, tributa al 27%)”
Y se pregunta “¿Atajaríamos una parte significativa de nuestro déficit elevando la tributación por beneficios de las Sicav desde el 1% al 30%?
- En 2011, el patrimonio de las Sicav era de algo más de 23.000 millones de euros. Tomemos la cifra redonda de 25.000 millones y asumamos un elevado rendimiento medio de entre el 10-15% del capital invertido (un rendimiento que no obtienen, ni de lejos, la gran mayoría de Sicav).
- En tal caso, alcanzamos unos beneficios medios anuales de entre 2.500 a 3.750 millones de euros.
- Si esos beneficios los hacemos tributar al 30%, la recaudación fiscal se ubicaría entre 750 y 1.125 millones de euros.
- Y ello asumiendo, claro, que todas esas Sicav no serían liquidadas y se irían a otros países, como a buen seguro harían.
Y termina diciendo que:
- Estamos hablando de una recaudación adicional de 1.000 millones de euros al año frente a un déficit, en 2011, de más de 91.000 millones de euros: apenas el 1% del total.
- Quizá se entienda ahora por qué ni el Gobierno socialista ni el socialista Gobierno de Rajoy están subiendo la tributación de las Sicav.
- No porque exista una connivencia y compadreo con unos ricos a los que, por otro lado, están esquilmando tanto en IRPF como en Sociedades, sino porque no se recaudaría absolutamente nada”.
Concluye el artículo de Rallo ( que los que dicen “que paguen los más ricos”, tendrán que ser más sinceros y no apelar a esta idea genérica y hueca. El Estado se nutre de las clases medias y bajas a las que parasita. Apelar a que paguen los ricos es un espejismo para justificar el que siga el Estado metiendo la mano en las carteras. Pero existe otra alternativa más razonable y justa al sangrado fiscal: pinchar la burbuja estatal.
(Fin del artículo)
*Otro artículo del blog de Juan Ramón Rallo sobre las Sicav: En defensa de las Sicav (para todos) del 26-6-2014
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