Camina entre la fina línea del relato y el ensayo, mantienen una visión optimista de la vida y defiende el terreno de una literatura con sello propio, que no cambie de formatos. Una literatura que no salte a la pantalla televisiva. Estas son algunas, y sólo algunas, de las ideas con las que Manuel Astur, se enfrenta al papel en blanco. Este joven escritor – Grado, Asturias, 1980- ha presentado este viernes su último libro “Seré un anciano hermoso en un gran país” editado por Silex . El encuentro al que ha asistidos lectores e interesados de este polifacético escritor ha tenido lugar en la Libería Nemo de Albacete.
“Seré un anciano hermoso en un gran país” es un obra en la que el autor “ha intentado coger lo mejor del mundo de la novela y del mundo del ensayo”, según ha dicho Astur. Quien ha defendido que uno de los caminos que tiene que tomar la literatura para dejar de perder esta batalla que está perdiendo en la esfera pública es “dejar de agachar la cabeza ante el mundo audiovisual”. Artur reconoce que lo que intenta plasmar en su libro es lo que tiene de grande la literatura que no es otra cosa “que la capacidad de meterse en el alma del lector y de que el lector se meta en tu alma. Hacer pensar y reflexionar”. Afirma con satisfación que ha realizado un libro que jamás será adaptado al cine.
Esta España nuestra
Manuel Astur, como otros pensadores y escritores anteriores aborda lo que Unamuno llamó “el problema de España” y es un problema de actualidad, “porque hay mucha gente hablando de refundar España pero la pregunta que tendríamos que hacernos es ¿Qué es España? Si no tenemos esto claro igual se cae todo el edificio”. Astur reconoce que es un buen momento en el que como pueblo nos hagamos esta pregunta. Para este escritor su generación y la gente joven no conoció a Franco y “estoy un poco hasta los (…) de que la derecha se haya apropiado de la imagen de España, porque creo que desde la izquierda también podemos ser españoles y no avergonzarnos de ello”. Astur aleta de que igual que existen las frases hechas, existen las ideas hechas y pensamientos hechos que heredamos de nuestros padres y de nuestro entorno. Algo que nos hace que no nos paremos a pensar “cuando Franco la mayor parte de la gente era franquista”, asevera Astur.
En un gran país
Hay en su concepción de la naturaleza, en la introspección de sus textos, algos de los transcendentalistas americanos, incluso la portada de su libro tiene algo de Henry David Thoreau. Lo reconoce entre risas: “Thoreau me encanta, me apasiona, me gusta muchísimo Thoreau” para añadir que “filosóficamente me gustan mucho los rebeldes, los que intentan plantearse ¿Qué esta pasando? Y Thoreau es un gran rebelde y un gran poeta”. El autor de Walden es una gran influencia en él. “Aunque yo más bien pensaba, desde la modestia absoluta, en Walt Whitman en cuanto que se erigen como artífice y escritor de una ficción”, corrige Manuel Astur.
Para sus lectores sólo tiene un consejo, que lean el primer párrafo y si no les engancha que no sigan.