©Juan-Ramón Moscad Fumadó. Economista. UNED Almansa.
TONEste artículo está basado en el artículo de Ismael Marinero “Los robots nos pagarán la pensión” de la revista Papel (#75) del diario El Mundo (@ismarmed), del domingo 19 de febrero de 2017, en el que plantea dos soluciones contrapuestas sobre la robotización o la automatización de los trabajos manuales: 1) Por una parte, la de la de la exministra y europarlamentaria luxemburguesa Mady Delvaux, que se plantea delimitar cuáles serían los robots gravados con este impuesto a la Seguridad Social para mantener el sistema y, por otra, 2) La del catedrático de Historia del Pensamiento Económica en la UCM, Carlos Rodríguez Braun, que dice que la idea de que los robots coticen a la Seguridad Social es un auténtico disparate.
Las frases-resumen que aparecen en el artículo son:
- “Existe un envejecimiento de la población: Vivimos más, cae la natalidad y cuesta financiar las pensiones”
- “Crisis: Los salarios han bajado y cotizamos menos a la Seguridad Social”
- “Automatización. Los robots cada vez realizan más tareas y quitan puestos de trabajo”
- “¿La solución? Una tasa a las máquinas que asegure la viabilidad del sistema”
- “¿Cómo nos enfrentamos a un cambio social de esta envergadura, de un aumento de robots del 20% anual?”
Pero ¿de donde parte el debate del título del artículo?
Karel Capek, escritor checo, en 1921, mencionó por 1ª vez en la pieza teatral R.U.R. (R.U.R.: Rossum’s Universal Robots. El propio Isaac Asimov la recordaba como una obra que en sí no valía gran cosa, pero que tenía el mérito de haber trasladado la palabra robot —derivada derobota, que en checo significa «trabajos forzados como los de los siervos de la gleba»— al inglés, y, a través del inglés, a todos los idiomas en los que alguna vez se ha escrito ciencia ficción). El autor los describía como unas criaturas mecánicas creadas para acabar con el trabajo manual.
Según se dice en el artículo de El Mundo (@ismarmed) se comprueba que la idea de que la automatización ha perdurado en el tiempo y ya está aquí para sustituir a la personas en el trabajo, es actualmente una preocupación colectiva mundial, sobre todo ahora que la tecnología avanza a una velocidad y voracidad increíbles.
A) La crisis económica ha devuelto a la actualidad el viejo debate sobre qué papel tiene la tecnología en la creación de empleo. El planteamiento optimista, según el cual inicia una cadena de efectos positivos (salarios más altos, más gasto, más puestos de trabajo para responder a esta demanda), parece haber tenido vigencia hasta finales del siglo pasado.
B) Ahora han cambiado de opinión y la idea de los tecnooptimistas del MIT americano, Andrew McAfee y Erik Brynjolfsson, es que a partir de ahora la segunda Era traerá consecuencias fundamentalmente negativas, y que perjudicarán sobre todo a los empleos peor pagados. Ellos la denominan La Segúnda Era de la Máquina, y es que según un artículo que habla de un estudio presentado el 18 de enero de 2016 por el Foro Económico Mundial, se dice: “a dos días de que comience el Foro de Davos, la entidad que lo organizó presentó un informe en el que analiza las transformaciones que la economía mundial y el mercado de trabajo padecerán en el próximo lustro: supondrá la pérdida de 7 millones de “empleos de oficina” en las 15 economías punteras en los próximos 5 años. También predicen que con los mismos datos y espacio de tiempo, se perderán 2 millones de empleos. A este período lo llaman “la cuarta revolución industrial”.
C) La OCDE habla de un 12% de trabajos automatizables en España.
D) Otros investigadores hablan que la disminución de empleos se producirán en las manufacturas, en la agricultura y en los servicios en un 60%. El consenso se produce en que los empleos creados serán mucho menores que los destruidos.
E) Actualmente hay 1,7 millones de robots operando en el mercado internacional, pero su venta aumenta a un ritmo del 20% al año, según se dice en el libro “La imparable marcha de los robots” de Andrés Ortega, en Alianza Editorial.
F) Hasta hace poco parecía que la automatización iba a afectar a los trabajos de baja cualificación. Pero la digitalización, la Inteligencia Artificial y el Big Data amenazan con acabar también con millones de empleos de cuello blanco.
Como en todos los temas conflictivos, los expertos no se ponen de acuerdo.
1) Por eso, la europarlamentaria Mady Delvaux ha presentado un informe en enero, aprobado por Bruselas, que reflexiona y sugiere ideas en torno al estatus legal de los robots y plantea la hipótesis de instaurar un impuesto para paliar la destrucción de empleos. Estos planteamientos inspiraron a Pepe Álvarez, secretario general de UGT, y a BBenoit Hamon, recién elegido candidato socialista a las presidenciales francesas, para defender públicamente esa nueva tasa en forma de cotización.
Consultada por Papel a este respecto, Delvaux no apoya la medida a corto plazo “Ahora mismo no creo que sea oportuno fijar un impuesto sobre los robots, porque eso frenaría el desarrollo y la innovación”
Su propuesta pasa por “supervisar de cerca la evolución del empleo para que, si en algún momento los robots reemplazan de manera masiva a los empleados, estemos preparados para asegurar la viabilidad de la Seguridad Social”. Se trata de ejercer un cierto control para evitar un repunte aún mayor de la desigualdad y la precarización actuales.
“El planteamiento de Delvaux y su equipo va más allá de una medida que debe concretarse, en el sentido de delimitar cuáles serían los robots gravados con este impuesto y como se distribuiría después esa riqueza, si a través de una renta básica universal, como propone Hamon, o fortaleciendo los debilitados servicios públicos y el sistema de pensiones. Pero la europarlamentaria subraya que “es algo que va a trastocar todos los aspectos de la vida” y “por tanto, los europeos haríamos bien en prepararnos. Lo que debemos plantearnos es ¿qué sociedad queremos?, ¿Cómo queremos vivir, cómo queremos trabajar, como debemos interactuar con los robots?”
“En este sentido, su informe también pretende dotar a determinadas máquinas de una personalidad jurídica, porque éstas serán más autónomas, más inteligentes y aprenderán de su entorno. Plantearán la necesidad de revisar en quien recae la responsabilidad civil de sus acciones. Y ahí lo deja, mientras un escalofrío recorre nuestra espalda”.
2) Lo que dice en contra de esto Carlos Rodríguez Braun es que la idea de que los robots coticen, le parece un “auténtico disparate”. “El impuesto a los robots lo pagarían las empresas y eso supone que el dinero para otras cosas, entre ellas, contratar trabajadores, iría a las arcas del Estado. Por tanto, la empresa tendrá menos dinero para contratar y para comprar. Supondría un rendimiento negativo para el empleo y el crecimiento. Pretendiendo favorecer a los trabajadores, los castigas”. La clásica pescadilla que se muerde la cola en clave liberal.
Este rechazo a las máquinas no tiene nada de nuevo, dice Rodríguez Braun. “La idea de que el rival del trabajador es la máquina es muy antigua y muy equivocada. Esto se remonta a hace 200 años, cuando los luditas empezaron a destruir las máquinas que decían que iban a sustituir a los trabajadores.
Recuerda las enseñanzas del economista Ricardo David Ricardo que en 1821 sostenía que el impacto de la automatización sobre la economía es positivo: supone un aumento de la productividad y, por tanto, de la riqueza y de la capacidad de la economía para contratar trabajadores. Aunque esa productividad esté en entredicho hoy, considerando que crece a menor ritmo que a comienzos del siglo XX.
“Si la tecnología conspirase contra el empleo”, insiste Braun, “éste tendría que haber desaparecido después del espectacular desarrollo que hemos vivido en los últimos siglos. La tecnología no es rival de los trabajadores, sino su socia, amiga y compañera”
3) Ante esto, Delvaux contraataca: “Los robots son algo creado para, supuestamente, facilitar la vida de los hombres. Debemos hacer política para beneficio de los hombres, no de la tecnología”
Y finalmente, si no nos convencen ninguna de las dos posturas, debemos ceder la palabra al escritor checoslovaco Karel Capek; “El ser humano jamás será esclavizado por la maquinaria si el hombre que maneja las máquinas cobra un buen sueldo.
©Juan-Ramón Moscad Fumadó. Economista. UNED Almansa.
Otros artículos del autor sobre robotización y empleo:
4) El dilema entre más puestos de trabajo para personas o más robots (2)
3) El dilema entre más puestos de trabajo para personas o más robots (1)