El 24 de junio de 1972, la dirección de Comisiones Obreras, sindicato ilegal entonces y principal opositor a la dictadura en el ámbito obrero, fue detenida en el convento de los Oblatos de Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde se encontraba reunida. Toda la dirección del sindicato fue condenada en lo que se ha conocido como el proceso 1001 del año 72 por esta reunión que fue pacífica y que apenas duró dos horas.
Este episodio de la España de la dictadura forma parte de la historia viva del país y especialmente de la lucha obrera. Francisco Acosta es uno de esos sindicalistas condenados en el proceso 1001. Este martes ha visitado Albacete donde ha participado en un acto de de la Federación de Pensionista y Jubilados sobre el 1001 y los Abogados de Atocha.

Raúl Cordero y Francisco Acosta, este lunes en Albacete.
Acosta ha recordado que el derecho de reunión sindical estaba prohibido en los años 60. "Cuando nosotros empezamos a organizarnos la pedir por los derecho y la mejora de las condiciones de vida, tuvimos un paraguas en los locales y las estructuras de los sindicatos. Pero la diferencia que hay con respecto de ahora es que te podrían despedir nada más que por hacer una reunión ilegal".
El sindicalista fue condenado en el afamado proceso a más de doce años de cárcel, de los que pasó entre rejas tres. "Tenías que echar ciertas dosis de valor. Conseguimos que desde los años 70 y hasta los últimos años de la dictadura empujamos bastante para que a dictadura cerrara las puertas tuvimos mucha represión pero tuvimos muchas conquistas"
Es un relato en primera persona en el que ha establecido la diferencia entre aquellos años, sin derechos y sin posibilidad de luchar sin ser apresado, hasta la actualidad. Hoy, dice, las cosas se han puesto muy difíciles, "desde que apareció la crisis económica porque cierto tipo de empresariado ha intentado crear un ambiente de miedo a la pérdida del puesto de trabajo. No es miedo a que te despidan, a que te detengan.. es miedo a que otro trabajador ocupe el puesto de trabajo del que trata de defender sus derechos".
El precio por la libertad
"Es muy importante que sepan y conozcan el precio que ha habido que pagar en nuestro país por la libertad. Llegar a la libertad nos ha costado mucho", lo dice Raúl Cordero, Vicepresidente de la Fundación Abogados de Atocha. Una lucha, como la de otros muchos, que no acabó con la muerte del dictador, porque la España de entonces no era democrática y fue detenido en varias ocasiones una vez fallecido Franco. El mejor ejemplo fue los asesinatos de esos abogados de Atocha, que fue dice Cordero, "la última sentencia del franquismo después de muerto el dictador".
De la historia, la lucha y los cambios, pero sobre todo de recuerdos han hablado con los pensionistas en una jornada pionera en la que tanto los que hablaban como los que escuchaban comparten recuerdos de la batalla por alcanzar los derechos laborales.