Josep Almudever contaba apenas 17 años cuando decidió formar parte de un ejército internacional que quería poner fin a los idearios franquistas, afines al fascismo que se arraigaba en una Europa cercana a vivir la II Guerra Mundial. Valenciano de padres, en aquel momento residía en el sur de Francia, no lo dudó y partió de París rumbo a Albacete.
Hoy, con sus 97 no ha querido faltar al homenaje que a lo largo de tres días rinden la ciudad y la provincia de Albacete a esos 3000 mil hombres que llegaron en un primer contingente hasta esta ciudad.
"Vinimos aquí a formar las primeras brigadas, las números XI, XII, XIII XIV y la XV", cuenta Josep, que recuerda que ellos distaban mucho de ser soldados como los que acompañaban a Franco en el bando sublevado. Frente al avance del franquismo estaban ellos, voluntarios que decidieron luchar por lo que creían, algunos, como él siendo apenas muchachos. "Otro soldado francés y yo éramos los más jóvenes", cuenta el brigadista, que recuerda que con ellos venían hombres casados y con hijos.
"Madrid no cayó gracias a ellos", explica Josep Almudever refiriéndose a sus compañeros brigadistas. Y es que la capital se resistió gracias a la presencia de los soldados de la libertad.
Hoy Josep está en Albacete, es el único brigadista vivo que puede rememorar de primera mano qué sucedió y cuál fue su cometido. Hoy celebra este homenaje entre la pena por el desconocimiento de la existencia de las Brigadas entre los más jóvenes y agradecidos de que otros, como es el caso de Albacete, "aún se acuerdan de nosotros".