(entrevista de A. Buenafuente a E. Duró)
© Juan Ramón Moscad. Economista @jmoscad [email protected]
Transcribimos la (II parte-B) del vídeo que muestra la entrevista de Andreu Buenafuente a Emilio Duró el 23-03-2011, como continuación a la II parte-A. Y seguimos:
ED: Mira, el 98% de los niños que de pequeños dicen que quieren ser médico y se ven médicos, llegan a ser médicos, mientras que hay niños que una vez te dicen una cosa y mañana otra: estos no lo consiguen nunca. Mira, un consejo. Aunque no lo entendáis. Yo no lo entiendo. Vigilad y visualizad lo que pensáis. Lo atraéis a la vida. Planificad los sueños. Pero desde pequeños ¿a qué te enseñan? los padres le dicen al niño: No quiero que veas tanto la tele, en vez de decirle “prefiero que juegues con tus amigos”. Luego nos enseñan lo que no nos gusta a lo que nos gusta. Mira que el niño es un kamikaze, el tío está loco, se atreve con todo, es feliz con todo, le pone pasión a todo. Cuando pasamos de atrevernos con todo ha terminado todo. Cuando pasamos de ponerle de ponerle, pasión, alegría, entusiasmo a tener miedo a todo. Entonces tenemos que trabajar esto. Entonces tenemos que cambiar la comunicación y el lenguaje. Somos lo que nos hablamos. Nunca nos tenemos que decir nada en negativo. Nada tenemos que decirnos nada que no queramos que sea verdad. Te contaba esto porque antes de entrar aquí, estaba aterrado.
AB: ¿Y qué has hecho?
ED: He cerrado los ojos y he recordado a una niña que me marcó, que era paralítica que me dijo “Sr. Duró yo soy paralítica por la mañana y por la tarde. Por la noche, corro y vuelo”. Dices: pues es verdad. Entonces he cerrado los ojos, me he visto aquí, tú felicitándome, me he visto con la gente aplaudiéndome, me he puesto música, me he dicho irá bien, irá bien, y cuando me he visto, he salido. Entonces, quieras o no, la última imagen que tienes en la mente es la que reproduces. Y he olvidado la imagen que tenía del capítulo anterior cuando hablaba como una moto. Vale, esto es lo que hacen los deportistas. Y esto se puede hacer.
AB: ¿Concentración, no?
ED: Hay mucha gente que se levanta por las mañanas que se mira al espejo y dice: “hoy va a ser un gran día”. Entonces dices no está mal para la edad que tienes. Se pone la corbata de la suerte, la camisa de la suerte, se pone elegante. Y hay gente que desde que se levanta por la mañana, se queja, “corre, que llegas tarde, mira que te lo había dicho, luego te quejas y suspendes”. Esto lo hago para motivarle. Entonces ¿Qué hago para desmotivarle? Tenemos que cambiar el lenguaje, tenemos que remover los clavos, y no dramatizar. Yo trabajo para empresas; lo hago porque me pagan bien (risas entre el público). Cuando trabajas con niños que tienen problemas, cuando trabajas con gente seria y tienes que motivar a alguien que está deprimido porque le ha bajado la venta de salchichas. ¿Qué le puedes decir? ¿Qué el futuro es la salchicha? Me ha bajado un 3% la venta de salchichas, ¿tú qué harías? Y le digo: yo me suicidaría.
AB: Eso no se lo puedes decir.
ED: Pues se lo digo. Vamos a ver: es que estamos dramatizando la estupidez. Una vez, leí un libro de Eduardo Punset una anécdota: cuando los leones están en la jungla, salen tras las gacelas y los leones van a comérselas. ¿Las gacelas que hacen? Corren. Quien es el enemigo del león? La otra gacela, que está al lado y corre más y cuando se coge una gacela, el resto se paran y siguen comiendo. El ser humano es el único animal que estaríamos en la jungla saldrían los leones, cogerían lo de nosotros, se lo comerían y el resto saldríamos corriendo asustados pensando ¿Y si se han quedado con hambre? ¿Y si me han mirado mal? Luego, nos pasamos la vida sufriendo por el pasado y el futuro y hemos dejado de vivir el presente. Tenemos que aprender a vivirlo.
AB: Como siempre decimos, ojalá esto luego tú lo puedas aplicar en tu día a día. Creo que no debemos intentar hacerlo todo completo en un día, sino poco a poco. Mucha gente dice: me gustó ese hombre, pero ¿Cómo lo hago yo? Pues con pequeños pasos, ¿no?
ED: Nunca has de hablar en condicional. La mente la grabamos a través de condiciones. Si una persona te dice: llegarás mañana a las 8, lo intentaré, o si, pero, es que no llega. Luego nunca te tienes que hablar en condicional. Te tienes que decir: lo haré. La mente obedece órdenes pero no condicionales.
AB: Lo que has dicho no pensar en negativo está también en muchos tratados de psicología. Hay una cosa que se llama “el stop del pensamiento negativo”. Y cuando tu te estás tomando un café, y nos pasa a todos, y entra en la cabeza, como si fuera un ordenador, entra en la bandeja del correo, entra un pensamiento negativo. Hay técnicas que dicen “stop el pensamiento negativo”; fuera, porque es gratuito y no tiene nada que ver. Esto no es ninguna ilusión.
ED: Se pueden hacer, pero somos normales. Los que estamos aquí somos gente normal, no tenemos graves problemas, tenemos los habituales. ¿Qué quiero decir?. Hay técnicas muy fáciles. Por ejemplo, una forma para ayudar a la felicidad es rodearte de gente que se alegre. La alegría tiene que ver con parte de la felicidad. Es muy difícil. Cuando te estaba oyendo a ti sobre lo de Sergio Ramos, porque soy culé, por eso me ha hecho gracia, una sonrisa te cambia la vida. Mucha gente ha perdido la capacidad de sonreir. Todo es un hábito. Y un hábito tarda 21 días en establecerse. Si tu durante 21 días te dices “hoy va a ser un gran día”, el 22 sale solo. Si durante 21 días te dices vaya mierda de día, el 22 sale solo. Se pueden cambiar hábitos. Tú lo estás haciendo, con tu dieta o lo que sea. Porque el cerebro prefiere lo malo conocido a lo bueno por conocer. El cerebro prefiere, cuando cambias el sistema informático de la empresa, el cerebro está esperando que fracase, porque el otro sí que iba bien. Luego tienes que luchar contra lo que has hecho siempre. El cerebro quiere hacer lo que has hecho siempre.
AB: Creo que casi también es algo de vagancia, porque hacer algo nuevo, o impulsar algo positivo es un curro, es un trabajo.
ED: Eso también es genético. El que hacía lo de siempre, sobrevivía. Por eso buscamos la seguridad. Por eso quieres entrar fijo en el ayuntamiento. Porque el que estaba en su cueva, sobrevivía. Hoy, viviendo 90 años, la seguridad mata. No te permitas vivir seguro. No dejes de cambiar el programa, no dejes de hacer cosas nuevas. Si no, te morirás. Te lo decía el otro día, la entrevista 432, estás hasta las narices del entrevistado. La primera le pones pasión. Tenemos que cambiar la forma de ser.
AB: Bueno Emilio, me parece todo fantástico. Mira, había traido unos caramelitos de menta, pero te veo bien. Has hablado muy lento, sí. ¿Les ha gustado Emilio? ¿Les ha gustado este Sr.? ¿Sí? Dicen que los bebés que ríen son más felices de mayores, en cambio los mayores que ríen son más felices de ancianos?
ED: Los bebés que rien… Aquí tenemos un público muy joven, lo cual es maravilloso, porque la vida es joven. El mejor invento de la vida es la muerte, porque quita lo viejo para que venga lo nuevo. Entonces, los bebés que ríen en el vientre materno, pueden llegar vivir hasta un 25% más que los que no rien
BF: ¿Los bebés ya ríen en el vientre?
ED: Si, los bebés ya ríen. Por eso, hay una parte genética; por eso las mamás deben intentar ser felices. Una mamá con estrés provoca estrés en el niño.
BF: ¿Ese bebé que lo coges y te da una sonrisa con 4 meses es porque ha sido feliz con su madre?
ED: Es porque tenemos 3 cerebros. Uno que se llama Límpico, que es el emocional, y este funciona por contacto físico. Un niño que no se le toca, se muere. Es una enfermedad que se llama Marasmo. Los bebés, durante los primeros 6 meses, hasta los 3 años, sólo buscan amor, solo buscan contacto físico. Los ancianos también. Cuando una persona se hace mayor sólo quiere que sus hijos y sus nietos vayan a verle. Entonces mi recomendación es siempre: tocad, abrazad, besad. Hay una enfermedad que se llama Alexitimia, que es la incapacidad de expresar emociones. La Alexitimia siempre acaba en depresión. Luego estamos haciendo un mundo donde nadie expresa emociones. Donde nadie te dice, gracias por lo que has hecho. El otro día venía muy nervioso y me trataste con un cariño exquisito. Te lo agradezco. Me trataste con mucho cariño. Esto se ha perdido. Me trataste con mucho cariño.
BF: ¿Cariño? También con educación.
ED: Entonces, hemos hecho de la educación y el cariño, cosas sosas. Y del malhumor, aquel que está siempre rabioso. Me acuerdo que después del programa, hay gente que me ha dicho: Emilio, gracias. Yo estoy encantado. Pero hay otros que dicen: Este tío es un fantasma, pero ¿por qué me ha dicho esto? Si yo no le hecho nada. ¿Por qué me insulta? Es muy simple, en la vida uno expresa lo que tiene; quien está amargado, amarga. Por eso, solo puedes dar felicidad si la tienes. No sé si me he expresado.
BF: Te entiendo. Hay quien ha hecho del malhumor, de la rareza, un carácter, una excentricidad, incluso un valor. Pero eso está un poco “demodé”. ¿Sabes si esto todavía existe?
ED: En los colegios, si tienes un hijo, si es buena persona, educado, prudente, no tiene carácter. Si está todo el día chillando en contra, tiene carácter. El otro día en una empresa, me dijo un Presidente una cosa que me afectó. Me dijo “tal persona no puede ser Director General”. “Es demasiado buena persona”. Y yo me lo quedé mirando y le dije ¿Has pensado bien lo que me has dicho? Entonces tu como Presidente debes ser penoso. No, yo soy buena gente. ¿Cómo me puedes descartar a una persona por ser buena gente? Pues eso es lo que estamos haciendo. Esto viene de la cultura americana. En España no hemos tenido tantos problemas. No nos hemos comido tanto el coco y hemos necesitado menos Prozac. Nos hemos dedicado a jugar más al mus o la botifarra, que nos ha ayudado mucho más.
BF: Y un rebujito y una cañita, hablar con los amigos… Ya me lo comentabas el otro día. Este modelo americano tan avanzado que hemos querido emular nos ha quitado muchas cosas que teníamos buenas y que no utilizamos.
ED: A mis alumnos les digo “no os vayáis fuera de España que nadie os va a cuidar mejor que vuestra madre” “Que nadie os va a preparar los macarrones de vuestra madre”. Pero hace unos años te ibas a Estados Unidos para triunfar. Pero el problema es hoy. Tienes 90 años y ¿qué haces en Washington? Solo, como una mona, con frio, y cambiando cada 2 años por trabajo. Pues coges una depresión, te vas al psiquiatra y te da Prozac. Esto es mucho más simple, comer macarrones de tu madre, un abrazo de tu madre, que te cebe que es lo que hacemos hasta ahora.
BF: Sepan madres de España que cebar ha sido una fuente de felicidad también con un poco de sentido común, pero el cariño, el contacto y muchas más cosas. Gracias Emilio por venir a contarlo y ha sido un placer. Y has hablado un poco más lento. Y sobre todo, muy interesante. (Fin de la transcripción y artículo, realizada por Juan-Ramón Moscad)
Video: Buenafuente entrevista a Emilio Duró (11-1-2013) (Emilio Duró es Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Barcelona y por la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (ESADE). Máster en Administración de Empresas por ESADE. Emilio Duró)
© Juan Ramón Moscad. Economista UNED Almansa @jmoscad [email protected]
Otros artículos del autor relacionados con el tema:
6) Preparados para ser felices (entrevista de A. Buenafuente a E. Duró). II parte-A
5) Emilio Duró y Las claves de éxito para el 2017 (I parte)
4) En busca del Lovework, o La felicidad en el trabajo (III parte)
3) En busca del Lovework, o La felicidad en el trabajo (II parte)
2) El ‘lovework’ versus el ‘no-lovework’ (la felicidad en el trabajo (I parte)
1) La conciliación de la vida laboral y familiar se puede facilitar con otras medidas no políticas