La sequía es el mal que ha venido acechando al campo en los últimos cuatro años. Este último, el 2017, ha cerrado con embalses bajo mínimo y reestricciones ya previstas para los agricultores que se abastecen del Guadiana, Segura y el Júcar. Esta sequía ha hecho que el que acabamos de terminar sea considera un mal año, por lo menos para ASAJA (Asocaición de Jóvenes Agricultores) que, en un balance anual han calculado que el campo albaceteño ha pedido un 30% de la cosecha en general. En casos concretos, como el del cereal esta cifra se eleva mucho más y en el de la viña, por ejemplo, se queda en el 20%. Las lluvias y nevadas de los últimos días apenas llegan porque "lueve con lástima" y la perspectiva para el 2018 no es mucho más halagüeña.
El problema es, dice el presidente del colectivo, José Pérez Cuenca, la falta de agua. Por ello pide que a los jóvenes agricultores que se están incorporando al campo, y que cifran en más de 250 en la provincia de Albacete el pasado año, se les garantice que contarán con recursos hídricos para poder destinar parte de su cosecha al regadío. Esto es, que se les conceda una dotación que cubra un porcentaje de alrededor del 20% o 25% del terreno del que disponen. "Si no se les da una ocasión de tener un regadío, aunque sea de apoyo, va a ser difícil que puedan seguir en la agricultura si el tiempo no cambia. Se puede hacer, estamos hablando de poca agua y aquí hay reservas de aguas suficientes para estos temas", insiste Pérez. Sólo así, continúa el presidente de ASAJA, se evitará que los pueblos mueran, "porque se están muriendo y la única forma de evitarlo es llevando al campo agua".
Una Comisión de técnicos para gestionar el agua
Ante una situación así, en la que los recursos disponibles en la provincia y la región son cada vez menores y se quedan en territorios colindantes, ASAJA propone sacar el debate del agua de la política. "Mientras que los partido políticos y gobiernos sean los que deciden sobre el agua no va a haber un reparto justo", dice el presidente del colectivo albaceteño que propone la creación de "una comisión de técnicos y expertos en materia de agua" donde no estén miembros de partidos políticos para conseguir así "un proyecto de reparto justo". De lo contrario, dice, cada partido político legisla en el agua según sus intereses.
Aunque no han elevado la voz para ponerse en contra de esta decisión del Gobierno de Rajoy, los dirigentes de ASAJA sí se muestran contrarios a la puesta en marcha de los Pozos de Sequía en Hellín. Ellos, al igual de la UPA y los Regantes de la Cabecera del Segura, creen que ese agua no va destinada a abastecimiento humano sino que se utiliza para regar el campo murciano. "Lo que no puede ser es que se estén haciendo pozos de sequía para otras zonas", ha dicho el presidente.

El presidente de ASAJA y el secretario general durante la rueda de prensa de balance del 2017. Foto: Lourdes Cifuentes
La 'burbuja' del Almendro
Esta falta de agua ha llevado a que en los últimos cuatro años el paisaje del campo en la provincia haya variado. Han desaparecido más de 50.000 hectáreas de cultivo de cereal que han pasado a ser de leñosos, especialmente almendra, cultivo que en los últimos tiempos está viviendo una expansión en la provincia de Albacete que podría derivar en una 'burbuja'. Esto supone uno de los mayores miedos para ASAJA desde donde se advierte que este cultivo se acerca peligrosamente al cultivo de viñedo ( 53 mil hectáreas de Almendro frente a las 85 mil de viña). "A lo mejor estamos metiendo la pata", advierte el presidente que cree que el problema vendrá dentro de unos años cuando los almendros entren en producción. Por ello instan a los agricultores a asociarse o formar cooperativas para poder tener un mayor beneficio y hacer frente, unidos a los precios del mercado.
Perspectivas para el 2018
Si no hacen un buen balance del 2017 tampoco son más optimistas pensando en el 2018. Este año se espera una subida en los precios del petróleo que encarecerá el combustible. También sube la luz, necesaria para poder regar, lo que será un gasto añadido.
A ello se suma la competencia que llega a los puertos con producto de terceros países de fuera de la Unión Europea y que "nos están hundiendo el negocio". Son productos, dicen, que no cumplen con las normas de calidad que impone la UE a los agricultores de la zona Euro pero que se enfrentan igual a los productos de aquí "de primerísima calidad".