La ciudad de Albacete ha celebrado este sábado una jornada cervantina en la que las calles han sido el escenario de distintos actos. Vecinos y personajes de larga figura o espada en ristre han compartido las primeras horas del día guiados por una batucada. Acompañados por Los Sambasores, los albaceteños, grandes y pequeños, han recorrido distintos lugares del centro de la capital reviviendo pasajes de la obra que situó a Castilla-La Mancha en el mapa internacional. El primero en volverse vivo fue el protagonista de El Quijote.
Amenazaba la mañana guerra de espadas. Cervantes lo hubiera sabido. Y para ello creó un personaje tan singular. El Quijote, no sólo es su obra más universal sino que además es una persona, Alonso Quijano. Quien ha tomado vida en la primera parada del pasacalles para declamar algunos de sus pasajes más famosos, importantes y expresivos. No sólo aquellos que lo aprendieron en la escuela han quedado cautivados por el genio literario de Miguel de Cervantes; los más pequeños han seguido con atención e interés la interpretación.
Tras esta imagen, y viendo el acero toledano de la mano de este Quijote, la promesa era que al final abría espadachines. Y los ha habido. Pero antes, los actos han subido a la plaza de La Mancha, también para los más pequeños, que en compañía del Mago Francis, no sólo se han sorprendido sino que además han aprendido que en cada uno de nosotros hay un pequeño Quijote capaz de luchar contra cualquier gigante.
“Más apenas comenzó a descubrirse el día por los balcones del Oriente”, el ritmo condujo a los asistentes hasta el Parque de Abelardo Sánchez, donde sí hubo afrenta. Espadachines participaron en la recreación sorprendiendo al público que si bien no terminó por coger un sable, sí que acompañó a la actuación en sus desplazamientos bélicos a lo largo y ancho del parque.
Hubo un momento de fotografías con los interpretes de este conflicto. Pero en una jornada cervantina no tardó en revivir otro personaje del libro, en este caso a los pies de la estatura de Miguel de Cervantes. Era el turno ahora de Sancho Panza que acompañado de música hablaba de sus andanzas con Don Quijote. Incluso, este Sancho ha compartido algunas experiencias de su vida literaria y de cómo fue su nacimiento sobre un pergamino hace ahora cuatrocientos años. Y con este último acto, ha terminado una mañana en memoria de Cervantes que ha tenido al centro de la ciudad el vilo de una espada.