Es la cuarta edición y se consolida año a año. Retroalba ha vuelto a desempolvar esos videojuegos con los que las generaciones de los 80 y 90 disfrutaban. Este sábado esos videojuegos de antaño vuelven a ser protagonistas en la Casa de la Cultura José Saramago. Aquí hay mercadillo, hay stands, podcast en directo y hasta torneos. Todo lo necesario para enganchar a los amantes de estos videojuegos “vintage”.
Hasta aquí, entorno a 800 personas, entre adultos y sus hijos, han pasado hasta el mediodía de este sábado, algunos llegados de diferentes puntos de la península como Andorra, Valencia, Sevilla, Murcia o Barcelona. Así que el objetivo de esta cuarta edición es el de superar el millar de visitantes con que cerraron la edición del 2016.
Y es que Retroalba se ha convertido en una cita familiar en la que las diferentes generaciones disfrutan de los videojuegos. “Los padres vienen con sus hijos para e.señarles cómo eran los videojuegos a los que se jugaba en los 80 y 90. Aunque los niños, que son de la generación del dedo, siempre intentan darle a la pantalla para jugar. Les cuesta asumir que hace falta los mandos”, explica Rafa Diéguez, presidente de RetroAlba.
Las diferencias entre estos videojuegos, los que hoy vuelven a la vida en RetroAlba, y los de ahora, son más que evidentes. “Los dispositivos ahora son más jugables y simples. Ahora, aunque hay juegos nuevos de la vieja escuela, como mine craft o parecidos, están adaptados a la actualidad y son más intuitivos y fáciles de jugar.”Aún así, dice el presidente de Retroalba, es esencial que los niños aprendan a jugar también con los videojuegos antiguos.
Solidaridad también tiene hueco en Retroalba
Entre tanto entretenimiento con los videojuegos Retroalba también hace un hueco a la solidaridad con su stand “Videojuegos por Alimentos”. Es una iniciativa que llevan en marcha desde la primera edición donde la gente dona alimentos perecederos a cambio de videojuegos. Los alimentos recaudados se llevan al Banco de Alimentos de Albacete. “El año pasado consiguieron donar 600 kilos de alimentos”, explica Diéguez