El 95% de los hogares que Cáritas atendió en Albacete está por debajo del umbral de la pobreza, de estos, el 70,8% sufre pobreza extrema. Lo dice el secretario general de Cáritas Diocesana de Albacete, Antonio García Blanquer. Estos datos se basan en un estudio llevado a cabo por Cáritas Diocesana de Albacete a lo largo del este año 2017 a fin de conocer la realidad de las personas con las que trabaja y su capacidad para afrontar la situación en la que se encuentra. Se trata de una realidad en la que hasta el 20% de los hogares atendidos no cuentan con ingresos, y que de estos, casi la mitad han agotado sus subsidios y prestaciones
Este estudio revela otra realidad que Cáritas lleva constando a lo largo de los últimos meses, y es que la situación de las personas más vulnerables, se ha cronificado, fruto también de la precarización del empleo, y es que el informe revela que casi el 33% por ciento de las personas atendidas por Cáritas Diocesana de Albacete, a través de los diferentes programas, son trabajadores pobres, que aunque tienen empleo, no pueden hacer frente a gastos como el pago de suministros o la alimentación. La mayoría trabajan en el empleo doméstico, la agricultura y la hostelería.
El informe pone de manifiesto también que una de las realidades más preocupantes es la de los hogares con menores, que cuentan con especial dificultad para poder pagar el refuerzo educativo, las actividades escolares o para ofrecer a los menores 5 comidas al día con pescado, carne frutas y verdura.
Más de 4.500 personas atendidas los primeros nueve meses del año
A lo largo de los 9 primeros meses de este año Cáritas Diocesana de Albacete ha atendido a través de sus diferentes programas, y las 64 Cáritas Parroquiales y las 5 Interparroquiales a 4.546 personas. De ellas más del 78 % son mujeres. En el conjunto de las acciones de lucha contra la pobreza desarrolladas durante estos meses sobresalen los esfuerzos destinados a Empleo y Economía Social y Atención Primaria, garantizando el acceso de las personas más vulnerables a derechos básicos como suministros, alimentación, vivienda, ropa, medicinas o higiene personal. Situaciones de precariedad que se alargan en el tiempo y que alcanzan a familias que especialmente vulnerables, monoparentales, con hijos y con un nivel de estudios muy deficiente.